«Ahora echamos españoles de sus casas para venderlas a rusos y chinos. Con respeto para todos, hace tiempo que perdimos el norte«. Así expresaba a través de este tweet mi perplejidad por algunos hechos que acaecen en nuestra peculiar España. «Mi querida España. Esta España viva, esta España muerta. De tu santa siesta ahora te despiertan versos de poetas. ¿Dónde están tus ojos? ¿Dónde están tus manos? ¿Dónde tu cabeza?» que cantaba Cecilia hace años. ¿Dónde está tu cabeza España mía?
Sintetizando al máximo, hay dos formas de gobernar y dirigir un país, una de ellas es gobernar para los mercados y que se adapten los ciudadanos, la otra es la inversa, gobernar para los ciudadanos y que se adapten los mercados. Es evidente cual soportamos nosotros. ¿Es la correcta? Depende de como se miren las cosas. Ahora estamos en esa fase en la que los medios de comunicación hablan y hablan de hipotecas y desahucios. Como siempre ha tenido que llegar alguna catástrofe para enfocar realmente el tema, en este caso suicidios de personas que ante la posibilidad de perder su casa y verse sumidos en la miseria con una deuda perpetua de algo que ya no tienen, parece que la sociedad se ha alarmado. Toca legislar ahora, toca legislar después de la catástrofe. Así hacemos las cosas aquí.
En tanto que el gobierno blinda a los grandes responsables de esta crisis para que no tengan que pasar una buena temporada donde todos sabemos que deberían estar, empobrece a la población a base de endurecer sus políticas de recortes centrando el tiro en el ciudadano medio/bajo, el principal perjudicado de todo este embrollo en el que estamos metidos. Mientras siguen las evasiones de capital hacia el exterior y la duda razonable centra a determinados políticos y empresarios como culpables de facto de la «jodienda», nuestros jueces, en favor de unas leyes hechas para engrandecer al sector bancario, largan de sus casas, día si y día también, a familias enteras que en breve no tendrán donde caerse muertos.
Mientras pasa todo esto ante nuestras narices, no tiene mejor ocurrencia el gobierno que ya que empiezan a sobrar muchas casas gracias al expolio que se está cometiendo contra la ciudadanía española, ofrezcamos ventajosas oportunidades a esos nuevos ricos de países extremos como pueden ser Rusia o China para que ocupen los sofás y las camas que los españoles tienen que dejar libres gracias al ahogo al que estamos siendo sometidos con recortes injustos, inmorales y desgraciadamente legales. Extraños tiempos los que nos tocan vivir.
Y mientras todo esto pasa ante nuestros ojos, mientras somos privilegiados observadores de la barbarie a la que estamos siendo sometidos, los problemas reales quedan sin afrontar. Ahora es momento de ahogar a las personas, no es momento de empezar a construir de nuevo los cimientos de una economía herida de muerte por la especulación y la malversación, no es momento de apostar por un sistema educativo de consenso, que permita a nuestros hijos tener futuro y ser competitivos ante el resto de los hijos de aquellos padres que han tenido la suerte de vivir en países con un índice de ineptos por metro cuadrado bastante más bajo que el nuestro.
Tampoco es el momento de decidir invertir en innovación, en ciencia y en tecnología para poder ser competitivos en el mundo que vivimos. Es más fácil enrocarse en el pasado y ser inmovilistas en negocios y sectores que tienen fecha de caducidad, intentando echar el freno a la realidad, para seguir así cercenando el futuro del país. No es el momento de apostar por la calidad de nuestros productos y servicios, ni por la capacidad de las personas para emprender negocios que renueven nuestra economía. No es el momento de la productividad, es el momento de trabajar más y más para producir cada vez menos gracias a un sistema laboral obsoleto que desgasta al trabajador por falta de estímulos sociales y familiares.
Bajo el análisis frío de la situación, para nuestros gobernantes, es el momento de substituir a nuestra empobrecida población por extraños venidos de lejanas tierras que aporten lo que nos esta siendo arrebatado brutalmente de nuestras manos: dinero. El mundo se mueve por dinero, no se equivoquen. «Esta España muerta» que volvería a cantar con más energía si cabe Evangelina Sobredo Galanes, más conocida como Cecilia.
Sin Comentarios