Ocurrió allá por 1.848, se le denominó la fiebre del oro y tuvo su escenario en California, Estados Unidos. Antes de dicha fecha, California rondaba los 15.000 habitantes, en aquel momento eclosionó su población con la llegada de cientos de miles de inmigrantes, muchos de ellos con poco o nada que perder. Este hecho produjo unos costos humanos considerables, los indios nativos de la región fueron diezmados por enfermedades, hambrunas y ataques por parte de los nuevos inquilinos.
Los índices de criminalidad durante la fiebre del oro se dispararon y no todos los inmigrantes hicieron su «agosto», unos pocos hicieron fortuna, otros sobrevivieron y uno de cada doce pereció. No fue fácil. No todos estaban preparados, sin embargo, este hecho catapultó a California a lo que hoy conocemos, creando empleo y riqueza para los que no se quedaron por el camino.
En los últimos tiempos, en España se empieza a observar un efecto similar, la fiebre de emprender. La crisis, el paro y las condiciones laborables a la baja están haciendo mella en la población y se buscan ahora otros recursos para salir adelante. Los medios de comunicación se han montado al carro y promueven las bondades del emprendimiento por aquí y por allá. Sin embargo no es oro todo lo que reluce.
Para emprender tienes que valer o en su defecto hacerte valer. Es duro. Está bien pensar en grandes objetivos pero no hay que perder de vista que los comienzos no los regala nadie. Unos pocos, con el tiempo triunfarán y se dedicarán a ofrecer consejos por el ancho mundo, otros muchos conseguirán mantenerse y tendrán un medio para ganarse la vida y por desgracia, como sucedió en California, otros muchos no lo conseguirán y tendrán que seguir perseverando con otras ideas o proyectos o bien volver al camino del asalariado.
No quiero desalentarles, todo lo contrario. Quiero que preparen sus armas y que no les pille desprevenidos. Nadie les va a regalar nada, llegan a la nueva California y el éxito no está asegurado, habrá muchas zancadillas por conseguir llegar a la cima, pero si ustedes valen o se hacen valer, tienen claro que el camino es difícil y se preparan para ello, es probable que consigan su objetivo.
Emprender no debería ser un recurso para el que se ha quedado sin trabajo y sin paro, es muy difícil llegar en circunstancias tan adversas, pero teniendo claro que no es un camino de rosas, es una salida posible y factible, busquen su destino profesional con ahínco y tesón, búsquenlo si están dispuestos a pelear duro, no olviden que en California, muchos quedaron por el camino.
España necesita otra forma de hacer las cosas. Nos han educado para ser funcionarios, nadie nos ha enseñado a buscar nuestros propios objetivos en la vida, pero quizá la crisis que estamos viviendo nos está ofreciendo un caldo de cultivo óptimo para cambiar esta situación. No seremos los más preparados porque nuestras escuelas siguen sin estar preparadas para hacer del español un emprendedor nato, siguen educándonos de otras maneras y otros países nos llevan mucha ventaja en este aspecto, pero hoy en día, ante la adversidad, tenemos una herramienta fantástica, que es Internet, que nos permite acercarnos a otras formas de hacer las cosas, poniendo al alcance de nuestra mano experiencias y recursos que años atrás no teníamos.
El camino del emprendimiento es duro, más en este país, pero en nuestras manos está a día de hoy cambiar una sociedad anclada en el conservadurismo y que elude el riesgo bajo el cobijo de la supuesta seguridad en los convencionalismos. Hoy puede ser tu día y el de muchos españoles, los tiempos han cambiado y es hora de adaptarse a ellos, busca ayuda y apoyos a través de Internet y si lo tienes claro, nunca dejes que nadie te diga que no lo puedes hacer, en realidad te están diciendo que ellos no lo pueden hacer.
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