¡Qué curioso lo que me ha pasado! Me ponía a escribir sobre la actualidad y ante el estupor de no poder parar por todo lo que se nos está viniendo encima, he terminado por decidir que empezaba de nuevo hablando de nosotros mismos como sociedad y de futuro. De nosotros, porque en nuestra mano está poner fin a tanta situación esperpéntica provocada por los que nos gobiernan o regentan. De futuro, porque debería llegar el momento de decidir que queremos para nuestros hijos y como queremos organizarnos para hacer posible eso que llamamos futuro.
Un partido político gobernando a golpe de decreto y con todos sus miembros en duda por sobres, sobresueldos, dinero negro, enriquecimiento ilícito… como ustedes quieran. Una casa Real en la que ya empieza a quedar claro que no es el yerno malo el responsable, sino que las ayudas han venido de aquí y de allí y hasta del mismísimo cabeza de familia… presuntamente, claro. Una oposición de vergüenza, vapuleada en las últimas elecciones generales y sin ningún ánimo de renovarse para seguir manteniendo a los mismos en las mismas posiciones ventajosas y un sistema en general y citando a la Verdú en los Goya «quebrado, obsoleto, que permite robar a los pobres para dárselo a los ricos«.
¿Este es el futuro que queremos? ¿Más generaciones perdidas gracias a nuestro ministro Wert y su particular manera de enfocar la educación? ¿Una sanidad pública sin recursos? ¿Fastuosas fiestas de cumpleaños de niños bien, pagadas con el dinero de todos? ¿Seguir quitando casas a los españoles y seguir manteniendo sus deudas de por vida? ¿Partidos políticos que se llenan la boca con la palabra trasparentes y son tan opacos como las mafias? ¿Malversaciones, prevaricaciones, financiaciones ilegales, dinero español en Suiza? ¿Un bipartidismo continuo en el que no haya propuestas nuevas, otras formas, otras actuaciones?
Si lo que nos va es la juerga y así queremos seguir, fácil solución tenemos. Si nos valoramos en algo como país, como sociedad y como personas, si queremos tener las riendas de nuestro futuro y acabar con una forma de hacer las cosas indigna y vergonzante, quizá haya llegado el momento de decir basta. En nuestras manos está, en las de todos… juntos. Izquierda y derecha, verdes y nucleares, Madrid y Barcelona… Los grandes cambios siembre son sociales, ejemplos hay cientos a lo largo de la historia, si esperamos que los que gobiernan, corruptos o no, decidan cambiar las reglas del juego, vamos listos. Pienso que ha llegado el momento desde la serenidad y los valores democráticos, los teóricos, no los prácticos, que cada uno de nosotros haga la siguiente reflexión: ¿Quién tiene las riendas de mi futuro?
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