Hace unos días alguien me soplaba un mensaje de twitter que venía a decir: «odio a Pablo Motos«. Hechos similares en mil y una ocasiones me han llevado al olvido del comentario al mismo momento de escucharlo: ¿qué moto querías comprar? Pero extrañamente aquel día, un hecho tan absurdo como habitual para el que zascandilea con las redes sociales, me llevó a una sutil reflexión: Los trolls no nacieron con los blogs, siempre estuvieron aquí.
Es cierto. Yo siempre les digo a los que despotrican aquí o allá: «chic@ será por sitios donde estar, si no te gusta lo que ves, no vuelvas». Pero el jodi@ siempre vuelve, al menos hasta que se le ignora completamente y emigra a despotricar a algún otro sitio donde se le trate con mayor cortesía, emitiéndole toda clase de insultos e improperios. Ahhh, la salsa de la vida para el Troll.
La reflexión del otro día llegó por el hecho de que alguien pueda odiar a otra persona por salir en la tele. A mí me caen mal muchos de los que aparecen en la gran pantalla, sobre todo los hilarantes, los pseudocantantesdepocamonta, los listillos (que no los listos), los energúmenos y que se yo cuantos más. Pero como persona racional que creo ser, si algo no me gusta o alguien me cae mal, pues dejo de verlo o escucharlo. Fin. No puedo llegar a sentir odio por ningún ser de la televisión, no me da tiempo a odiar [Odio (Del lat. odĭum). Antipatía y aversión hacia algo o hacia alguien cuyo mal se desea]. Sin embargo el troll ve algo que no le gusta y aunque despotrica y clama al cielo por ello, vuelve a verlo puntualmente en la siguiente emisión del programa y así durante ¿cuánto tiempo? El resultado final es que alguien en Twitter acaba diciendo: ¡odio a Pablo Motos! Pues chic@, deja de ver de una vez al tipo este y céntrate en otro tipo de programas más afines a tus gustos. Conclusión: Siempre hubo Trolls.
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[…] no me quiero meter donde no me llaman y por supuesto no odio a Pablo Motos como ese alguien del que hablamos no hace mucho por aquí. Pero terminar su monólogo inicialmente “científico” sin aportar prueba ninguna con […]