“El año pasado trabajé en una oficina durante unos meses a media jornada y la experiencia no estuvo lejos de ser una tortura. Acostumbrada a trabajar sin parar, me encontré con una organización del trabajo lenta e improductiva. Llegué a sentirme culpable por no estar produciendo. El aburrimiento era supino y tuve que dejarlo”. Un estudio de la consultora IDC asegura que en 2013, la mitad de los trabajadores de la Unión Europea lo harán desde su casa. Utopías sociales y tecnológicas al margen (sobre todo las primeras), podemos decir que hay otras formas de trabajo ahí fuera.
Aunque nos cueste pensar en ello en nuestra país, esta forma de trabajo supone beneficios para la empresa en ahorro de costes y para el trabajador, que puede aumentar su motivación, ahorrar dinero él mismo en concepto de transporte y comida y, sobre todo, conciliar mejor su vida laboral y familiar. No olvidemos un último beneficiario, que no es otro que el Medio Ambiente por el descenso de desplazamientos de estos trabajadores. Sigue leyendo: «Feliz día del trabajo en casa«.
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