Que les voy a contar yo que no sepan ya sobre el famoso debate. Se ha hablado ya de quién ganó y de quien no, de quien se ajusto a esto o de quien se ajustó a aquello. Del que perdió la oportunidad y del que hizo lo justo. Se ha hablado tanto ya del debate que poco hay que hablar ya del mismo. Ahora toca ponerse manos a la obra, digo yo.
Cinco millones de parados y una situación bastante alarmante en aspectos económicos y sociales es lo que se va a encontrar el próximo presidente. Supongo que unos y otros están trabajando arduamente para ver como solventan la papeleta. Supongo también que no estarán centrados en ver si ganan o no y que realmente los programas, promesas y demás están sustentadas en el bien común, en el bien de todos los españoles, no en prometer por prometer y luego ver venir, depende de como estén las cosas.
Supongo también que a estas alturas, uno y otro sabrán de que va esto y lo que se van a encontrar. No espero que nadie diga al día siguiente desde la Moncloa, «déjennos seis meses o así para ver como esta el ambiente«. Porque el ambiente, lo saben ustedes y supongo que ellos también, está para empezar a aplicar medidas desde el día uno de gobierno. El ambiente es idóneo para gente preparada y con coraje, gente que sepa aplicar las medidas oportunas para subirnos de nuevo al tren del progreso, ese del que bajamos en Valdemoro (con perdón) hace ya unos cuantos años.
No quiero dudar de nadie. Todos se merecen una oportunidad. Se les ve tan seguros en la palabra que ¿por qué habríamos de dudar de ellos? Parecen entrañables y no tienen pinta de engaña bobos. No me queda duda, después de debatir, a trabajar duro para reconstruir este país cercenado por la desidia y el abandono del progreso y de la generación de riqueza. Seguro que uno y otro pueden conseguirlo. ¿Seguro?
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