¿Percibimos la realidad o la realidad nos confunde?

¿Realmente hay una sola realidad o quizá tantas como individuos son capaces de interpretarla? Visto desde un punto de vista imparcial y con una perspectiva global creemos que las cosas suceden de una manera única e inalterable, pero las medida absolutas, esas que tanto le cuesta entender al ser humano (léase proporciones astronómicas por ejemplo), son un ejercicio de pensamiento abrupto y hostil para cada uno de nosotros como individuos.

Quizá sea ello lo que nos lleve a ser confundidos por la realidad o por ser más claros, a que cada uno observemos y participemos de la realidad que nos da la gana en cada momento. Creo que todos estaremos de acuerdo en que nuestro pueblo siempre es mejor, más bonito y más grande que el de nuestro interlocutor casual o permanente, por supuesto en que nuestro equipo de fútbol es el más grande de la historia, y si para ello hay que observar teorías conspiratorias y subterfugios barriobajeros para destronar al enemigo (el equipo se entiende, claro) pues se hace y ya está. Si nacemos en una comunidad autonómica de las autodenominadas «nacionalistas» bramaremos sobre la superioridad de la raza respecto al resto de «paletos» del país y si tenemos la suerte o desdicha de nacer en territorio «no nacionalista» recordaremos con orgullo los cientos de años de esplendor del imperio y si no es suficiente observaremos a nuestro interlocutor (hayamos nacido en nacionalista o no nacionalista) que España o en su defecto alguna de sus comunidades es donde mejor se vive del mundo mundial, porque patatín, porque patatán.

En terrenos más personales, ¿quién no es más guapo, más listo, más capaz, más sabiondo, listillo y mejor que su vecino? ¿Quién no practica el sano deporte de malear y poner a parir al nuevo o la nueva? ¿Que nos lleva a sentir superioridad sobre todo o todos? ¿Porqué estoy tan filosófico hoy?

Yo creo tener una respuesta a todas estas preguntas pero me temo, en un ejercicio de modestia, que o bien no será la única o más posiblemente estará equivocada, a pesar de todo ahí va: si cada mañana nos levantamos para ir a trabajar o gandulear o lo que quiera que hagamos en la época o situación que nos encontremos, decía que si cada mañana nos levantamos y somos conscientes de que nuestro vecino es más guapo que nosotros, que ese músculo estomacal que creíamos tener es una buena barriga cervecera, que la señora de la limpieza es bastante más inteligente que uno mismo, que los amigos no me tienen como un «superguay» sino como un «superzoquete», si nos levantamos y nos damos cuenta que nuestro equipo de fútbol realmente es una piltrafilla comparada con el eterno rival, que la evolución en persona se ha despachado con nosotros para relegarnos a la base de la pirámide junto con otros «superzoquetes», feos, barrigudos, tontos y pelmazos, en ese preciso momento será cuando miraremos a nuestro alrededor y seremos plenamente conscientes de nuestra superioridad sobre el entorno, respiraremos hondo para sacar músculo estomacal, veremos que somos los más guapos, inteligentes y guays de nuestro entorno y para no dejar de ser felices a nuestra manera, repudiaremos al eterno rival y pensaremos de nuevo lo bien que nos ha tratado la evolución, colega y amiga personal de toda la vida, que nos ha colocado en lo más alto de la pirámide de la existencia y que a gusto nos hemos quedado.