Como muchos ya sabéis, Neptuno, el planeta más alejado del Sol en nuestro sistema, con permiso de los planetas enanos, ha cumplido un año para el hombre. El azulado planeta ha realizado su primera órbita alrededor del sol, desde que fuera descubierto allá por 1846. Algo más de 164 años terrestres equivalen a un año «neptuniano». Intensos inviernos.
¿Y el resto de planetas del sistema solar? ¿Cuánto tiempo tardan en dar una vuelta alrededor del Sol? Empezando por el más cercano al astro rey, Mercurio tarda casi 88 días. El siguiente, Venus se acerca a los 225 días. En La Tierra ya saben que el año nos dura 365 días, mientras que en Marte el año se acercaría al doble del terrestre, en concreto y redondeando las horas como para el resto, 687 días.
Júpiter es el primer planeta que empieza a tardar lo suyo en dar una vuelta alrededor del Sol, concretamente 11 años y 315 días. El siguiente en la lista, que es Saturno, se va a los 29 años y 167 días y los dos planetas más alejados, Urano y Neptuno, tardan en completar la vuelta al Sol, 84 y 164 años respectivamente.
Como nosotros ya somos gente instruida en esto del Sistema Solar, sabemos que tenemos otros cinco cuerpos catalogados como planetas enanos y de algunos de ellos conocemos también su dato anual: Ceres, que se encuentra entre Marte y Júpiter, tarda unos 1.680 días en completar su ciclo. Plutón, más allá de la órbita de Neptuno, pondría a prueba la paciencia del más pintado con 248 años y 197 días.
En los confines del Sistema Solar, otro de los planetas enanos, Eris, da una vuelta al sol cada 557 años, mientras que Haumea y Makemake la realizan en 285 y 309 años respectivamente, ambos dos dentro del cinturón de Kuiper.
Ya ven, lo que para nosotros es tan normal, que un año dure lo que dura (en la tierra), para el resto de cuerpos del sistema solar no lo es tanto. Evidentemente la duración del año lleva consigo que los veranos e inviernos que conocemos en nuestro planeta, nada tienen que ver cuando nos encontramos en otro planeta del Sistema Solar. También es cierto que la diferencia entre el verano y el invierno en Eris es tan nimia que resultaría intrascendente a cualquier observador circunstancial que pasara por allí, vamos que en términos coloquiales humanos, siempre hace un frío que «pela».
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