Capital de la región de Aquitania y la prefectura del departamento de Gironda, Bordeaux o Burdeos, se alza en todo su esplendor a la orilla del río Garona. Es una ciudad de contrastes. El centro histórico, bien definido, es una delicia para el paseante. Cualquier calle merece ser transitada para descubrir todos sus secretos, ocultos en muchas ocasiones por el paso del tiempo que parece detenido en sus encantadoras plazas o singulares iglesias.
El vino ha llevado a la fama a esta ciudad Francesa de alrededor de 235.000 habitantes, que se encuentra a apenas 200 km. de la frontera española. Sin embargo, la majestuosidad de sus principales calles cobran importancia por si mismas, más aún como centro de turismo desde el que perderse fácilmente por cercanos y asombrosos lugares como pueden ser: Saint Emilion (+8), Bergerac (+7), Arcachon (+7,5) Perigueux (+8), o la increíble Le Dune de Pilat (+10), un paisaje natural que no deberíamos perdernos si nos acercamos por aquellas latitudes.
En resumen, un lugar cercano para España, con muchos alicientes para pasar unos días agradables descubriendo todas sus riquezas ocultas en cada rincón. Para comer, prueben a hacerlo al abrigo de la magnífica catedral gótica de Saint-André, en un sencillo restaurante ¿italiano? llamado Palazzo Pasta-Pizza. Mi recomendación: Entrecot con un entrante cualquiera y de postre Tiramisú. «Magnifique».
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