Megaupload es una anécdota. El fondo es mucho más preocupante. ¿Cuanta gente guardaba datos allí? ¿Dónde guarda usted sus datos? ¿Google Docs, Dropbox…? ¿Quién le asegura que cualquiera de ellos se interviene cuando a estos cuatro les de la gana? ¿Y los datos? Más allá de la culpabilidad o no de la empresa, que digo yo, eso lo tendrá que decidir un juez, ¿qué hay de los datos que los usuarios han dejado en sus manos? ¿Dónde queda ahora la confianza del consumidor? De la privacidad ni hablamos.
No se usted, yo ya estoy haciendo copia de seguridad de mis datos en Facebook, en Google Docs, en Dropbox y en multitud de servicios en los que he confiado hasta hoy. He confiado en servicios de calidad, en personas y empresas, que por supuesto estaban en disposición de poder irse al garete, pero aún así confiaba en el señorío de los que están por detrás. Si algo pasa, no nos venderán de un día para otro. Con estos no hay señorío que valga, si quieren acabar con algo, se cercena de raiz, duela a quien duela y caiga quien caiga. Corran a guardar sus datos a buen recaudo. Maldita manera de cerrar las puertas al progreso.
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