Ser humano. Inquieto, curioso y activo por naturaleza. Tres características que nos han llevado hasta donde nos encontramos, dominando el planeta, aprovechando (mal aprovechando en muchas ocasiones) los recursos del planeta para cientos, millones de actividades. Cada uno de nosotros es una hormiguilla inquieta que a lo largo de su vida intenta desarrollar sus diferentes inquietudes en la medida de sus capacidades o de sus posibilidades. ¿Cuántas cosas han quedado por hacer por falta de recursos?
La red hoy en día no es solo Facebook, Twitter y cuatro enlaces más. Hoy tenemos herramientas a nuestro alcance para hacer posible nuestros sueños, si somos capaces de convencer al respetable. Hablemos de Crowdfunding.
Su traducción sería algo así como financiación en masa, aunque abarca conceptos más amplios como microfinanciación colectiva, micromecenazgo o cooperación colectiva. En ello basa su fuerza. Fulano tiene un proyecto pero no tiene dinero para desarrollarlo, lo expone en comunidad y con pequeñas aportaciones individuales se va adquiriendo el capital necesario para ello. Fulano, contento de poder realizar su sueño, ofrece a sus «mecenas» un regalo que puede ir desde participación en los beneficios del proyecto a la adquisición de un producto cuando este se haya desarrollado, etc.
Para los escépticos, que mejor ejemplo que el de la revista Amazings. Mis queridos amigos quieren lanzar una revista al mercado, hacen cálculos y estos les dicen que para pagar la imprenta, a los colaboradores y a ellos mismos para una tirada de x ejemplares necesitan 16.000 euros. ¿Qué hacen? Se registran en una conocida plataforma de Crowdfunding y dejan la piedra en manos de los ciudadanos. El resultado es que cumplen sus expectativas al 155%, finalizan el proyecto con un total de 1866 microdonaciones (entre 9 y 80 euros) y un montante final 25.948 euros, que una vez descontada la comisión de la pasarela utilizada, les permite sacar a la luz su brillante revista. Por supuesto, cada uno de sus micropatrocinadores obtiene al menos una revista en su domicilio, dependiendo de la cuantía económica participada.
Así de simple. Sin cuentos chinos, sin malabares. Solo se necesita conocer el funcionamiento de este nuevo mercado que se desplaza a velocidades vertiginosas por las redes sociales. A partir de ahí, con un poco de suerte, como no, tu proyecto puede ver la luz.
Bajo este modelo de autofinanciación se han desarrollado ya múltiples productos, entre ellos películas y documentales como las españolas El Cosmonauta o Los amores difíciles de Lucina Gil y también giras musicales como la del grupo Marillion en 1997. Libros, empresas… una buena idea y una buena promoción de la misma siempre encaja en el modelo Crowdfunding. ¿A qué esperas?
También sirve para hacer redes sociales, o al menos para intentarlo. Diaspora, la otrora incipiente competidora de Facebook y hoy en día todavía en fase Alpha permanente, utilizó crowdfunding para conseguir los recursos económicos necesarios para empezar a desarrollarse. Lo que no debieron de conseguir fueron los recursos necesarios para acabar al fin el proyecto, pero eso es otra historia.
Hoy en día hay multitud de plataformas (cada una con sus peculiaridades) que pueden ayudarte a hacer realidad tu sueño. A nivel internacional destaca Kickstarter (EEUU) y en España tenemos con muy buena salud a Lánzanos, Verkami, Partizipa o Goteo.
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