Ante los tiempos revueltos que corren y ahora que hasta Solbes se ha enterado por fin que hay una crisis de aupa y que desgraciadamente la cosa va para largo, como español me sonroja observar el comportamiento de nuestros políticos en contraposición a los de otros paises.
Veo con cierto asombro como en plena campaña electoral, Obama y McCain, entierran sus hachas de guerra y sus dientes afilados para unirse codo con codo en la resolución de un problema de todos sus ciudadanos. Observo como ante la dificultad y anteponiendo los partidismos y las diferencias ideológicas, dos candidatos, cercano el momento de llevar a un país a las urnas para votar por uno u otro, cierran filas en torno a su maltrecha economía para trabajar conjuntamente en la consecución de un plan que ofrezca una salida a las dificultades que están soportando sus ciudadanos. No importa aquí que el plan me parezca de un cinismo asombroso como comentaba en un reciente post, lo cierto es que ambos se unen para buscar lo mejor para sus ciudadanos, sea acertada la decisión o no.
En contraposición tenemos aquí a dos personajes, Zapatero y Rajoy, Rajoy y Zapatero, que antes que trabajar juntos por un fin común, se clavan alfileres en las uñas y se lanzan a un agujero repleto de hormigas hambrientas.
Cuando estamos viendo que tenemos que remar todos a una para solucionar un grave problema económico que amenaza con dejar en nada las históricas cifras del paro que se nos muestran ya como las mayores desde 1997, estos dos señores y la banda que tienen cada uno por detrás se dedican a hacer partidismo de la situación, se dedican a darse mandobles a diestro y siniestro culpando cada cual al contrario de una situación que no hace más que empeorar y ante la que no se están tomando las medidas adecuadas.
Cuando pintan bastos es cuando se tiene que demostrar que se sabe jugar también a las cartas. En estos momentos es cuando más hay que pensar en las dificultades del ciudadano de a pie y empezar a tomar medidas para solucionar el problema, unos proponiendo acciones y los otros tres cuartos de lo mismo, pero trabajando ambos dos con el mismo fin, solucionar los problemas del ciudadano. Claro que siempre me resulto curioso que las decisiones sobre el comer, las tomen personas que cobran 10 veces más que el ciudadano medio de a pie. Si sus sueldos fueran como los de un españolito medio que a duras penas llega a fin de mes, menos bobadas habría por uno y otro lado y más trabajo y esfuerzo dedicarían a entenderse y solucionar ahora si los problemas de todos, que con las cosas del comer no se juega.
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