Jillgo las había pasado canutas. Observando desde aproximadamente siete kilómetros de altura y acomodado en su confortable envoltorio de partículas de energía lumínica, se había sentido inútil a lo largo de las últimas cincuenta unidades protocuásicas (alrededor de tres años y cuarenta y cinco días terrestres). Toda su avanzada tecnología, la envidia de la galaxia, había sido nula para conectar con los primitivos servicios tecnológicos terrestres. A punto de abandonar por primera vez en la historia la observación de una civilización, dio al fin con la clave para entender a los humanos.
Desesperado por que las conexiones de nodos antimaterianos y pulsos dinámicos de hidromateria no lograban su objetivo, Jillgo decidió saltarse todas las normas y descender hacia el hostil territorio plagado de elementos sólidos que podrían disgregar su estructura atómica en un geiser de conocimiento de consecuencias imprevisibles para las primitivas razas del planeta tierra.
Diecisiete infortunios con la materia terrestre fueron inevitables. Descorazonado y a punto de extinguir del primi-universo a un elemento extremadamente ruidoso que chocaba con la materia mediante cuatro rodamientos compuestos por aire y materiales altamente contaminantes para cualquier forma de vida universal, acabó por adentrarse en lo que parecía un depósito de materias desechables varias de la raza dominante del planeta.
Allí fue donde encontró la clave. Un elemental artefacto olvidado por algún ser primitivo, le dio acceso a los datos humanos en aquel depósito llamado WC-WIFI. Tres unidades protocuásicas después, Jillgo salió sigilosamente de su escondite y tras veinticinco infortunios más con la materia terrestre puso rumbo a casa.
Poco se sabe en la galaxia del informe que entregó Jillgo a la Máxima Universal. El sistema de estrella FG··# (sistema solar humano) fue cerrado al intercambio de civilizaciones y la raza humana condenada al ostracismo estelar hasta su próxima revisión en 3.500 unidades protocuásicas. Se sabe por el analizador de cuantrones que ese hecho alarmó en extremo a los humanos al recoger su llamado proyecto SETI unas ondas de una civilización gemela a la suya. El acontecimiento llevó a la creencia en última instancia de que su universo estaba plegado y recibían ondas de una realidad alternativa, teoría esta que hizo líder de la humanidad al ser J. J. Abrams, al creer sus contemporáneos que su afamada obra, de nombre Fringe, otorgaba las claves básicas para la comprensión del universo.
Jillgo, sabedor de este hecho, no le dio la menor importancia. Pasado el tiempo en el que estos seres estén aislados por el magma reflectante, comprenderán que lo único que captaron sus enormes aparatos esféricos, eran sus propios mensajes rebotados en el magma, que sus anticuadas ondas lanzaban al espacio. Y que la paralización de sus llamadas «sondas de la NASA bollajers», esos demoniacos aparatos ricos en materia férrica, al borde de su sistema estelar, no era debido a una mala sincronización entre universos paralelos, sino a que habían sido eliminados del conocimiento estelar por barbaros y espurios.
Dicen algunos autodidactas del conocimiento cuástico, que esa región fue cerrada por horrendas tales que no debieran ser comunicadas jamás a ninguna civilización. Dicen que la raza predominante del tercer planeta rocoso del sistema es hostil hasta consigo misma, diezmando por un lado al resto de especies del planeta y equilibrando su desmesurado crecimiento con horripilantes extinciones masivas e individuales en post de quien sabe que macabro fin. Dicen también que pocos son los que manejan al resto y que buena parte de este resto muere de inanición mientras los recursos generales se destinan a mil y una causas que no tienen ningún interés para civilización inteligente alguna. Dicen también que uno de los principales horrores a los que se dedica esta raza en la zona ESPÑ-746 es a observar y ensalzar a un ser denigrante denominado belenytevan cuya misión es insultar e increpar al resto de congéneres. Se rumorea incluso que mienten con alevosía para el propio beneficio individual, descartando cualquier bien general a favor del momentáneo placer de cada individuo mientras se divierten creando y emitiendo gases, a todas luces no aptos para ningún tipo de vida, a su singular atmósfera con el objeto de provocar una autoextinción masiva de cualquier forma de vida.
Sin Comentarios