Una página web para mi negocio, redes sociales, un blog o quizá una campaña para promocionar tal o cual cosa. La situación insta a realizar acciones rápido y los que no han entrado todavía lo tienen difícil. La oferta es amplia, el desconocimiento mayor y los amigos «chapuzas 2.0» se multiplican como setas sembrando el caos gracias a su confianza con el incauto.
Tanto si tu posicionamiento en Internet no existe (chico/a, ¿en qué mundo vives?) como si has sido de esos que han sufrido los varapalos de los «chapuzas 2.0» o de las empresas que mucho código por aquí, mucho desarrollo por acá, pero entre ceros y unos, lo más cerca que has tenido a un cliente es en un data center polaco, te interesará conocer algunas premisas muy básicas para lanzarte de una vez al mundo de los negocios digitales.
La primera es la más sencilla de cumplir, ya la he adelantado antes. Nunca fies tu negocio a un amigo. Así nos va. Una cosa es que alguien de tus inmediaciones trastee por aquí y por allá en Internet durante más o menos tiempo y otra muy diferente es que sea un profesional que vaya a hacer algún tipo de bien, por pequeño que sea a tu negocio. Esta máxima cobra más importancia en base a que en este sector, ya que estoy hablando de la parte profesional, uno se crea un facebook y a los seis meses ya es un experto en marketing, networking, social media y 28 palabros más que va sacando de aquí y de allá. Seamos serios y consecuentes por favor. Una cosa es que no sepas donde te metes, otra que seas un pardillo. Es como si quisieras poner una caldera de gasoil en tu casa e instalar un radiador en cada habitación y para ello contrates a un piloto de aeroplanos que vive en Canarias y por lo tanto está acostumbrado a eso del calor.
Si estás empezando, lo siento llegas tarde, pero eso no significa que tengas que suicidar a tu negocio. Parate un rato a pensar. Si te han timado o similar y no has conseguido dar con la tecla hasta el momento, parate otro rato a pensar. Si ya has pensado, habrás llegado a la misma conclusión que yo, los amigos para tomar copas, o lo que se tercie, para mi negocio, lo mejor que evidentemente me pueda permitir.
La segunda es más complicada de asumir, ya que parte de la premisa de que el «chapucillas digital» o el experto con varios meses (que siempre son una montonera de años) en la red eres tu mismo. ¿Como te lo explico sin herirte en tus sentimientos? Saber navegar, tener un blog o participar de ciento y una redes sociales no te convierten en un experto en negocio de la noche a la mañana. Céntrate en lo que de verdad sabes hacer, céntrate en tu valor principal, en tu negocio, en tu «core» y confía en alguien que sepa como traspasar la barrera analógica trabajando codo con codo contigo. Busca alguien con experiencia real en este mundo y cambia impresiones. No tengas miedo a agachar las orejas en un momento dado y reconocer que quizá no estabas en lo cierto en tu planteamientos. Déjate aconsejar y luego toma decisiones.
La tercera premisa que te voy a contar es primordial que la cumplas. Si tu problema es que no estas, no tienes ni idea y encima no te puedes permitir el lujo de contratar a la mejor empresa de comunicación en Internet, no te preocupes, no todo el mundo cuando tienen que hacer una consultoría de negocio se puede permitir a Price Watherhouse Coopers. En Internet hay grandísimos profesionales que para colmo son consecuentes con sus clientes y saben que hacer o que ofrecer en estos casos. No sigas tu solo, por Dios, que la pifias con una seguridad del 98%. Recuerda, la primitiva no suele tocar. Busca.
Como colofón final recordarte, tanto si eres novato como si te crees experto que hay unas normas básicas de seguridad que cumplir en todo lugar. Cuando vas a cruzar la calle sueles mirar a ver si viene un coche, cuando creas un correo electrónico o empiezas en tu red social, como norma primordial, pon una contraseña difícil de recordar hasta para ti mismo y no la olvides claro, ni te imaginas lo que supone que alguien entre en tus cosas y estas desaparezcan por que tu contraseña es 1111 o 1212 o tu fecha de nacimiento o cualquiera de las contraseñas más utilizados por los usuarios o peor aún, porque has dado las llaves de tu casa (contraseña) a uno cualquiera de la calle. Cuidado, por favor.
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