Ya ven, nunca me había tomado tan en serio el descanso. Otras veces era sólo anecdótico. Modo vacacional on, fulminado al segundo día. Esta vez no ha sido así. Lo he cumplido escrupulosamente. Fíjense que el otro día iba a poner un «twitt» para aseverar que efectivamente estaba de descanso total y antes de darle al enviar me planteé: «si subo este mensaje se jodió el descanso». Marcha atrás.
Miro ahora hacia arriba y veo un florido jardín. Rosas, azahar, jazmín y frutales adornan el paisaje. A mi izquierda una copa de vino de La Rioja. A mi derecha ya empieza a reclamar mi atención mi hija. Hoy ha sido un mal día para ella y ella es la que me ha empujado a acabar con el descanso. Escribamos un poco. Quizá a alguien le sirva de ayuda. Quizá no.
Como hablamos de bebés, con cuatro «mesinos» podemos decir la palabra «caca». La ausencia de la misma es la que ha generado el problema. Dos semanas y una llamada a nuestra pediatra nos empujaron al coche y dirección hospital. Urgencias. Dos jóvenes nos atienden de inicio. Una paisana, de Oviedo ella. La tocan, la auscultan, nos preguntan y creen que todo va bien. Llega el experimentado pediatra. Pregunta y responde a la vez. «Si toma leche de teta tiene que hacer caca cada día», «¿le dan agua?». Yo me siento culpable. Para el parto fui preparado, no había lugar a dudas. Sabia de que iba la cosa. Esto me pilló de improviso.
Señor pediatra, si toma leche de teta, la niña digiere prácticamente todo el alimento, lo que significa que un día hará «caca» otro también y quizá otros no. A nosotros nos ha tocado el otros no. ¿Agua? ¿Para qué? ¿Usted no sabe que un bebe que mama a demanda recibe todo el agua que necesita a través de la leche? Leche con el pediatra.
Lo peor de todo es que no caí. Preocupado de hablar con mi hija para que no estuviera inquieta, preocupado de velar por su seguridad, obvié paradójicamente su seguridad. Oí la palabra «tacto rectal», oí la palabra «por si acaso». No las procesé. Miraba a mi niña a los ojos mientras le susurraba palabras al oído. Su llanto atroz me hizo despertar para ver lo que estaba pasando, pero seguía en un sueño, sin poder reaccionar. No se porque no dije «que hace», o «no», o similar, sólo la arropaba mientras sufría… en balde.
Hoy mi hija ha sufrido una práctica extremadamente agresiva para su edad y forma de alimentación. Si ustedes hablan o leen con pediatras instruidos en este siglo así se lo corroborarán. Lo peor de todo es el sentimiento de culpabilidad que me engulle como arena movediza implacable. Yo tenía que haber preguntado, por que y para qué y en este caso yo tenía que haber dicho no.
Les dejo que mi hija ha despertado y reclama toda mi atención. Ahora si digo si, no sin antes recomendarles a todos ustedes que no siempre se fíen de su pediatra, lean algo de Carlos Gonzalez y busquen especialistas en amamantar por su entorno. Sus hijos lo agradecerán.
3 Comentarios
Que verguenza!!! Pero como puede haber taaaan poca informacion y como pueden algunos medicos saber tan poco!! Es indignante!
Y lo peor es que nosotros papas nos sentimos culpables. Yo intento siempre informarme de todo pero uno no da a basto por eso te fias de los profesionales, q para eso se supone que lo son.
Muchos mimos y besos a tu bebe.
Diosss, qué fuerte!!! Estoy alucinada, qué miedoooooo. Pobre nena. Espero que vaya mejor :-)
A veces en Urgencias te encuentras a cada ‘especimen’ que te replanteas no haber estudiado Medicina.¿ Y esa forma tan poco agradable de preguntar? Tacto es lo que se necesita en esos casos que acudes a sus servicios desesperado y te hacen sentir complementamente desprotegido, inválido y en sus manos..
Te leo y se me llenan los ojos de lágrimas ¡qué barbaridad! ¡Pobre peque! A mi marido le pasó algo parecido hace poco, nuestra hija mayor se cayó de la bici y se dejó la cara hecha un cuadro. Tuvieron que ponerle un par de puntos en la frente y el cirujano lo echó para coserla. Él no quiso salir, dijo que no podían echarlo, pero al final le pareció que si estaba presente no trabajaban cómodos y salió. Se sintió fatal, como tú y lo peor fu hace unos días cuando se enteró que a un amigo también le había puesto unos puntos pero con anestesia mientras que a la niña la cosieron a pelo ¡no hay derecho! Espero que se os pase pronto el disgusto. Un abrazo