Decía una famosa serie aquello de «hay otros mundos, pero están en este«. Uno de los grandes acontecimientos de los que disfrutamos en nuestro tiempo es poder observar otros mundos, desde el nuestro, sin movernos de nuestro sillón, gracias, entre otras cosas, a la física, a la tecnología aeronáutica y la ingeniería, al vídeo y a Internet.
Merece la pena desconectar un rato de nuestras obligaciones diarias para recordarnos lo pequeños que somos para nuestro universo, si somos conscientes de ello, quizá podamos alguna vez llegar a ser grandes, para ello ya tenemos el germen, nuestra inteligencia. ¿La usaremos adecuadamente? De momento, la curiosidad por saber quienes somos y de donde venimos nos ha traído hasta aquí, que no es poco. Realmente la curiosidad humana, poco a poco, va matando la ignorancia. Como muestra, un botón, o para ser más exactos un vídeo que repasa la llegada de la sonda Curiosity a Marte con sus primeros pasos y sus primeras grabaciones del planeta vecino. Vía Microsiervos.
[…] Le enseñamos todo lo que sabemos, hicimos todo lo que pudimos por él. Pero ahora tiene que encontrar su propio camino.
Lo vemos en las fotos que toma de si mismo, pero nunca lo tocaremos de nuevo ni tampoco podremos arreglarlo de nuevo nunca. […] Hablamos con él todos los días. Es una extensión de nosotros No podemos ir allí todavía, pero podemos decirle lo que necesitamos hacer.
[…] Es la personificación de nuestro asombro y curiosidad como especie.
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