Hoy hemos podido disfrutar de un espectáculo maravilloso. Lucha, entrega, sacrificio y tenacidad llevadas hasta la última expresión en una cancha deportiva en la que a la postre el resultado ha sido lo de menos. Dos tipos excepcionales se enfrentaban por enésima vez. Cada vez que lo hacen ganamos todos los aficionados al deporte, con ellos el espectáculo está garantizado. Sin embargo también hoy el espectáculo ha sido lo de menos.
Uno de ellos con 27 años, siempre ha sido elegante en su actitud, acostumbrado a ganar y a arrollar al contrario, se ha ganado a pulso el respecto del público y de sus rivales por su elegancia a la hora de afrontar sus victorias. Sobrio en sus victorias, nunca le ha gustado vanagloriarse de su insultante superioridad sobre el resto. Sereno y prudente en sus declaraciones ha sido y sigue siendo un ejemplo para todos.
Hoy se ha dado cuenta que otro tipo, tan grande como él en lo deportivo y en lo personal, empieza a cerrar su etapa, su brillante carrera. No acabarán sus triunfos y gestas, pero él sabe que nada volverá a ser como antes. Y al darse cuenta de ello, ante la multitud, ante su rival, ha roto a llorar. Llanto de impotencia, llanto del que ha sido siempre el número uno y ve como otro tipo le desbanca de su trono torneo a torneo.
El otro tipo, más joven, con 22 años ya ha demostrado que es ahora mismo el número uno del mundo. El mérito es enorme porque coincide en la misma generación con uno de los más grandes de la historia. Este jovencito, Español para mas señas, es tan gran tipo como el anterior. No sólo recoge su herencia deportiva, también la personal. Este jovencito es ya un ejemplo de comportamiento para con sus rivales. Sobrio y reflexivo también en sus declaraciones, respetuoso con todos, sabe siempre comportarse con grandeza allá donde va.
Hoy ha dado un ejemplo al mundo, no sólo con palabras de aliento para su abatido y derrumbado rival, también en su sobria celebración para no hurgar más en una herida, la de su rival que ha conmovido a todos los que en directo hemos visto esta mañana (horario de España) a dos grandes tipos respetarse en su victoria y en su derrota, en la deportiva deportiva y en la moral.
Dos enormes personas, Roger Federer derrumbado y Rafa Nadal conmocionado por el dolor de su adversario, han dado hoy una lección al mundo. Más allá de los éxitos y las derrotas, más allá de ganar dinero y de llegar a cumplir tu sueño, más allá de todo esto, está nuestra condición humana. Y es aquí donde se demuestra de verdad lo grande que puede llegar a ser uno.
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