«Que los dioses te guarden, Fabio, de esta plaga, pues de todas las formas de purificar el cuerpo que el hado nos envía, la diarrea es la más pertinaz y diligente«.
Así comienza esta hilarante historia que Eduardo Mendoza pone en nuestras manos para deleite de sus incondicionales. Un viaje en el que un ciudadano romano, Pomponio Flato, buscando aguas que le reporten un plus de sabiduría, se ve envuelto en una trama detectivesca con el fin de salvar de la cruz al carpintero del pueblo acusado de asesinato. Será su propio hijo el que contrate las dotes investigadoras de Pomponio Flato para intentar demostrar la inocencia de su padre, mientras este, al ser el único carpintero del pueblo de Nazaret, tiene que trabajar en la construcción de la cruz en la que será ejecutado.
«Sin noticias de Gurb» lanzó a Eduardo Mendoza a un estilo insólito e irónico de novela que le ha hecho cosechar grandes éxitos, «el asombroso viaje de Pomponio Flato» no viene sino a aumentar la buena consideración que ya tenía sobre su autor, del que tengo pendiente leer desde hace tiempo «El último trayecto de Horacio Dos«. Literatura exquisita, fina ironía, y una trama inteligentemente expuesta, hacen de esta, su última novela, una lectura fresca y más que recomendada para pasar un buen rato. Si tengo que decir algo en contra no puedo más que advertir al autor de las ganas de más que se quedan al finalizar este breve relato, pero bien es sabido que muchas esencias se presentan en tarros pequeños para dejarnos en el punto exacto de deleite que quizá no sería bueno traspasar. Magnífico.
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