Haz ejercicio aunque sea durante 7 minutos al día. Duerme más. Pasa más tiempo con amigos y familia. Sal a la calle con frecuencia. Ayuda a los demás. Sonríe. Planea un viaje, aunque no vayas a hacerlo. Medita. Múdate cerca del trabajo. Practica la gratitud.
¿Quieres ser muy feliz? Los anteriores consejos vienen avalados por la comunidad científica como herramientas indispensables y muy eficaces para buscar la ansiada felicidad. No se olvide sin embargo que las generalidades viven de las estadísticas, por lo que la receta de la felicidad depende mucho de uno mismo y de sus expectativas ante la vida. Si el fulano de turno disfruta jodiendo a los demás, su felicidad pasará inevitablemente y para desgracia del prójimo, por fastidiar las vidas de los de su alrededor. Si su ansia es una enorme casa en Miami, rodeado de lujo, famosos y demás, una expectativa tan altiva y difícil de conseguir puede dilapidar sus posibilidades de felicidad.
Y les pondría mil y un ejemplos más, pero creo que ya me entienden. Hay acciones que en general nos reportan satisfacción y la satisfacción es la vía más rápida para llegar a la felicidad, pero por el camino hay muros que nos autoimponemos cada uno de nosotros y que se cimientan principalmente en las expectativas personales que interiorizemos.
El otro día mi mujer me enseñaba un vídeo de una conferencia TEDx en Estados Unidos, en la que un niño de trece años se mofaba ante la reiterada pregunta de los mayores hacia cualquier criatura en estado imberbe: ¿qué quieres ser de mayor? La respuesta, pragmática a más no poder y que mostraba la enorme cordura del chaval, era simple: «feliz, como lo soy ahora» Ya tendría tiempo el angelito de decidir lo que podría y no podría ser de mayor, de momento, hacía lo que le reportaba satisfacción y eso era lo que le llevaba a ser feliz. Simple.
Vale, la vida no es tan simple como la de un niño sin problemas sociales, económicos o de salud. Es más complicada, tiene muchos recovecos. Cierto, pero para esos recovecos, la expectativa razonable tiene una prima hermana que es la determinación. Y ambas juntas, son muy poderosas en cualquier mano astuta.
Si no eres feliz con tu vida, tu trabajo te horroriza, te sientes encerrado en un cubo cerrado y sin ventanas, si no encuentras el camino, primero haz caso a los científicos, que para eso lo son y prueba a practicar alguno o todos los consejos iniciales, pero sobre todo, analiza tus expectativas, ajústalas a la realidad y usa tu determinación para lograrlas. Sin prisa pero sin pausa, utilizando la razón y sin cometer locuras, apunta hacia el lugar que quieres llegar y ponte en marcha, porque supongo que sabes que los años pasan volando y las oportunidades se las lleva el viento. No lo permitas, agárrate fuerte y no te sueltes por mucho que sople, siempre amaina y ahí es donde tu determinación encontrará el camino más rápido hacia la felicidad.
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