Sin mayores pretensiones hoy me he dispuesto a ver la película «El niño de Marte» de Menno Meyjes y para ser sinceros me ha sorprendido gratamente.
El niño de Marte es la historia de un escritor recientemente enviudado que decide adoptar a un niño huérfano algo especial al asegurar que procede de Marte, hecho este que evidentemente provoca el rechazo hacia el chico de la sociedad y dificulta la convivencia con su nueva familia.
El reparto encabezado por Jon Cusack, su hermana Joan Cusack, Amanda Peek y Bobby Coleman en el papel del niño, nos lleva a lo largo de los 108 minutos que dura el film, a comprender los extraños comportamientos que a veces observamos en los niños que están a nuestro alrededor y nos ofrece una bonita moraleja final que no deberíamos olvidar nunca cuando tratemos con menores.
Buscando información en la red sobre la película, me ha sorprendido leer esta crítica de Alberto Bermejo para el diario el Mundo sobre la película: «Melodrama tópico y previsible (…) la corrección empalagosa que recorre las imágenes apela a un ternurismo cargante que no hace sino proyectar antipatía sobre el niño protagonista. (…) Puntuación: * (sobre 5).» Lo cual me lleva a reflexionar sobre los gustos, los colores y lo diferentes que somos las personas, siendo mi puntuación de 3 y si me permiten de 3,5 por los valores y la visión del difícil mundo de la adopción que ofrece. Supongo también que después de tener estas opiniones tan distantes sobre El niño de Marte, no nos pondremos de acuerdo Alberto y un servidor con la siguiente afirmación sobre una de la actrices del reparto: Amanda Peet es de Venus, principalmente por la simpatía que derrocha a raudales, por sus espectaculares ojos y por tener la sonrisa más bonita de Hoollywood. Es difícil encontrar en la tierra algo parecido.
Tráiler de la película:
Más información: El niño de Marte de Menno Meyjes
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