Vaya semana que tenemos por delante. Un buen día llega un tipo llamado Artur Mas y para su propia gloria decide convocar elecciones anticipadas en Cataluña con el objeto de navegar hacia la independencia de esta comunidad. Bajo mi punto de vista, el «bueno» de Artur se equivoca. Se equivoca sobre todo en el momento. Con la que tenemos encima, con un país destrozado en gran parte gracias a los «buenos» gobernantes que hemos tenido y seguimos teniendo, a este buen hombre se le ocurre que lo mejor para su comunidad, que no está precisamente para tirar cohetes es dejar a sus ciudadanos sin gobierno un par de meses y desviar la atención hacia otros objetivos más emotivos, con seguridad para tapar la nefasta gestión que ha les ha llevado, perdón, que nos ha llevado hasta aquí.
No son formas, ni es el momento. ¿Por qué? Porque es el momento de dedicarse desde su privilegiada posición a buscar soluciones a sus parados, a sus empresas que desaparecen, a los empleados que cada día que pasa ven como sus sueldos van hacia abajo en vez de hacia arriba y en definitiva a sus ciudadanos que observan impotentes como sus derechos menguan paulatinamente. Con lo que costó conseguirlos.
Ampliando el marco de referencia y centrándonos en todo el territorio español, un grupo de… no sabría decirles de que, ha tenido una gran ocurrencia, ir a cercar el congreso para protestar por las torpezas de los que desde dentro nos hastían a cada paso que dan. Jugando también con las emociones, este grupo encabezado por no se bien quien, ha querido plantar cara al sistema democrático de este país de una manera pobre y torpe. No son momentos de estos teatrillos callejeros que afianzan más que deslegitimizan las acciones que se llevan acabo desde el interior del congreso.
Estamos de acuerdo en que la situación es penosa. Estamos de acuerdo en que llegamos hasta aquí gracias a la ineptitud de unos y de otros. Lo que me sorprende es que este grupo «insurgente» solo tiene la «iluminada» idea de cercar el congreso convocando al poder emotivo.
Dejen que les de mi opinión a este y a otros grupos con ideas similares. Hay que cambiar cosas, no me cabe duda. Empiecen entonces para organizarse de una manera seria y contundente para ofrecer verdadera oposición a los grandes partidos políticos. Comiencen un camino para crear un partido nuevo, diferente, sin herencias derechistas ni izquierdistas, sin vicios adquiridos de los que en esa profesión llevan años y más años y por favor, no se olviden de una cosa trascendental, busquen un líder de verdad, alguien incorruptible y con el suficiente carisma para llevarles lejos, muy lejos. Así todos ganaríamos, con manifestaciones como la de ayer, o con formas de hacer como la de Artur Mas, todos perdemos. Por favor, no sigamos cometiendo este tipo de errores de cálculo.
Sin Comentarios