Procesiones y calvarios aparte, me empieza a quedar claro que la noticia de esta Semana Santa gira en torno a las descargas en Internet. Después del varapalo momentaneo a Sarkozy y la presentación en sociedad de la nueva ministra de cultura, afín a los dictámenes de la SGAE, ahora se produce la primera condena a prisión en España a un internauta por lucrarse.
Y como bien expresaba hoy Victor Domingo, presidente de la Asociación de Internautas, la sentencia diferencia el hecho de lucrarse económicamente mediante una página web que ofrece enlaces para descargar contenidos protegidos con derechos de autor y el hecho de compartir archivos sin ánimo de lucro.
Nadie en su sano juicio defiende a quien quiere generar negocio a costa del trabajo de los demás, pero de ahí a insultar a todo internauta de «pro», con el calificativo de pirata, a cargar indiscriminadamente un canon inaudito sobre todo material informático destinado a recoger información o pretender cortar el libre derecho de navegación por Internet por el hecho de compartir archivos diversos en la red, hay un enorme trecho que todos debemos defender.
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