Que cosas tiene la vida, cuando las cosas van mal siempre hay un enemigo. En la industria de la música el enemigo acérrimo es Internet. A estos les ha dado por demonizar a un medio para seguir manteniendo a toda costa su posición de mercado y digo a toda costa porque si bien es cierto que hay autores que hace años merecían mucho más de lo que tenían, sin duda, a día de hoy la mayoría no produce digamos «habitualmente» obras maestras.
Me llama la atención, ojeando un mismo medio estas dos noticias:
– Los profesionales de la música piden en una protesta «respeto» al ministro Sebastián en el que estos profesionales de la música pedían respeto, un trato digno para su profesión y una legislación acorde con la situación crítica de la industria. Mi reflexión iría allá donde está la delgada línea de delimita el respeto de un lado hacia el otro. Respeto también tienen que tener los usuarios a la hora de comprar un disco que a lo sumo tiene una canción «decente» en la mayoría de los casos.
La otra noticia que me llamaba la atención dice algo así como:
– ‘Vuelan’ las entradas para ver a U2 en San Sebastián en septiembre de 2010. Estos señores si que se ganan el respeto de sus fans. Día a día, disco a disco. Probablemente tengan más descargas ilegales sobre su música que todos los músicos que esta mañana se daban cita para pedir «respeto» a Sebastián juntos, sin embargo, aparte de que el que va a un concierto de U2 sabe que paga por un espectáculo en mayúsculas, estos, también han sabido encontrar negocio donde otros sólo ven fantasmas.
Cuando los fans no consumen, quizá lo primero que habría que hacer es mirarse hacia su propio ombligo. Y por supuesto que estoy de acuerdo con su eslogan, «La música es cultura, la música es empleo«, pero los tiempos cambian y la cultura tiene otras formas de difundirse y la música debe seguir siendo música para poder seguir generando empleo.
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