De niño me hiciste reír como nadie y eso es más de lo que cualquier niño puede pedir, de jovencito me maravillaste con tus interpretaciones que se ganaron mi respeto y te llevaron a ser mi actor español por excelencia y con la madurez me transmitiste valores de los que me siento profundamente orgulloso como la integridad, la capacidad de trabajo, la fidelidad hacia las ideas propias y por supuesto el rechazo a la estupidez, a la sin razón, a la telebasura…
Son días tristes para mi, Fernando Fernán Gómez, amigo… aunque no llegué a conocerte personalmente. Descansa en paz.
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