Son dos tipos de ovejas, las churras y las merinas, me refiero. Las primeras, duras y resistentes, apreciadas por su leche y por su carne, las segundas, más finas ellas, productoras de buena lana. La frase viene de antaño, de cuidar las cosas por separado, de no juntar lo que no se puede juntar. Algo similar al chorizo y a la velocidad. Sabiduría popular.
España está hecha unos zorros, de ello he hablado mucho por aquí y por allá, pero de ahí a que todos tengamos que vivir amargados y no poder disfrutar de las alegrías que cada uno considere, va un largo camino. España es un país desestructurado, con una tasa de paro altísima, con la prima de los c… sobresaltándonos cada mañana, con la educación así, con la investigación «asá», con el conocimiento tecnológico que hace 10 años tenían los países que tiran del carro y con pocas garantías políticas y a la postre de regeneración de nuestra economía.
España también es un país que en los últimos tiempos ha parido una legión de deportistas de élite como no la hemos tenido nunca. Los Alonso, Nadal, Gasol y compañía (por citar solo a tres) han llegado a lo más alto desde nuestras humildes fronteras. También lo ha hecho (entre muchos otros) nuestra selección de fútbol, que en los últimos años nos ha regalado una Eurocopa y un Mundial, al margen de estar en disposición, el próximo domingo, de ganar otra Eurocopa, la segunda consecutiva en caso de lograrlo.
En mi juventud, la antigua Unión Soviética o los Estados Unidos, eran admirados por todos por su capacidad, también entre otras cosas, de producir grandes figuras del deporte día si y día también. Mirábamos desde la lejanía con cierta envidia, esa que tienen los que pocos triunfos han conseguido, sobre los que acaparan medallas, copas y demás parabienes deportivos.
Ahora, en 2012, con el país remendado hasta las trancas, llega un nuevo éxito, de nuestra selección y no paro de ver y escuchar a los que parecen que desean que los españoles no tengamos disfrute ninguno por lo jodida que está la situación. Aquí es donde entran las churras y las merinas. Estamos jodidos, pero por favor, déjennos a los que nos de la gana, disfrutar del fútbol, de la petanca o de lo que demonios queramos, que hasta aquí podíamos llegar. ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? La economía está mal por mil y un razones, pero les aseguro yo, que los 22 que corren en calzoncillos detrás de la pelotita, poco influyen en ella, en todo caso, emocionan y hacen disfrutar a muchos españoles que están más bien faltos de alegrías. Sean algo más positivos, por favor, por un lado y por el otro. Nos vendrá bien a todos.
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