Hace un año

Hace un año asomaba tu cabecita al mundo, nunca olvidaré esa expresión de miedo que tenías en la cara hasta que empezaste a reptar encima de tu madre y llegó la calma, la tranquilidad. Nunca olvidaré tampoco todas las emociones que sentí aquel día. Antes de verte, ansiedad, intranquilidad, impaciencia y mil y una más se desbordaban mientras ayudaba en lo que podía a tu madre a traerte al mundo. Después de verte, alegría, una alegría nunca antes conocida, nunca antes imaginada.

Hace un año viniste a este mundo, con tranquilidad, sin estrés, con naturalidad. En el hospital estábamos en una tranquila habitación, tu madre, yo y una matrona que nos ayudó sin dejarse sentir demasiado. Nadie te separó de nuestros brazos. Primero los de tu madre, luego los mios para que te midieran y poca cosa mas. Unas pocas horas en el hospital para recuperar fuerzas y nos vinimos a casa, donde no paré de mirarte hasta caer rendido por el insoportable sueño producido por más de veinticuatro horas sin dormir.

Hace un año naciste tú, Ariadna, para traer una sonrisa al mundo, para hacer felices a tus padres y para que yo sienta el mayor de los orgullos de entre todas las cosas que he hecho en mi vida. Felicidades.