Hace ya unos cuantos añitos que esta frase tiene un significado para mi. Quién la conozca me comprenderá en parte. Quien no la conozca, pensará que el que escribe necesita otra vuelta de tuerca. Para los primeros y para los segundos, pinchen aquí si les complace, para saber de que va esto.
Musicalmente hablando siempre he oído esto y aquello. Nunca me he encasillado demasiado, eso si, mis preferencias siempre han sido claras y siempre me he sentido satisfecho por ello. Kraftwerk ha sido y es uno de mis referentes. Allá por los añorados «ochentas» descubrí a estos techo-locos alemanes que de cualquier sonido industrial realizaban una melodía molona -o dos-, y añadían letra ridícula o repetitiva para taladrarnos los tímpanos con sus estridentes sonidos. Y lo mejor de todo es que sonaba de maravilla y pasábamos los días -muchos más de los que se creerían- tarareando sus interminables sinfonías.
Ellos enseñaron a muchos como construir música electrónica. Renieguen o no de ellos, había tintes de Krafkwerk en muchos grupos de aquella época, que tengo que admitir, me entusiasmaban tanto o más que sus padres electrónicos: Depeche Mode, Jean Michel-Jarre y compañía me hacían sentir satisfecho al escucharles.
No sólo de música se vivía por aquel entonces. Cien años de soledad, Las amistades peligrosas, La insoportable levedad del ser y lecturas similares y no tan similares, me hacían estar satisfecho con su lectura. Otras cosas como el deporte, los amigos, algún ligoteo y tomar alguna copichuela que otra, también me satisfacían en según que momentos.
Cuando cree mi propia empresa, me sentí enormemente satisfecho con el hecho. Crear algo tu mismo siempre es emocionante y llena hasta la saciedad, independientemente de como acabe la aventura, que en mi caso fue un colgar de botas ante una oferta que no podía rechazar. También me sentí satisfecho por el cambio.
Y se encontrarán tan perdidos ante esta pequeña historia como supongo que muchos lo estaban con el título de la misma. Pues voy a intentar sacarles del laberinto en el que les he metido… si han llegado hasta aquí, claro. Esto va de estar satisfecho con las cosas, de sentirse orgulloso por los actos y acciones, de estar lleno por una u otra. Pues hoy me apetecía contarles que estoy satisfecho con las mías, con esas que he ido desarrollando a lo largo del día. Guste más o menos, así es. Y yo estoy contento por ello.
¿La moraleja? Opinen, hagan, deshagan, oigan o desoigan y piensen lo que piensen los demás, que nadie les quite la ilusión por sentirse satisfechos de sus actos, acciones o lo que demonios hayan hecho. Siempre que este bien hecho, claro.
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