Esto del gobierno y los bancos yo no lo entiendo. No quiero ser malpensado pero es algo que va mas allá de mis conocimientos de negocio y de mi propio sentido común. Hasta donde yo llego, cuando un gestor gestiona mal, se va a tomar por ahí con «honoris», pero en estos casos nada que ver con la lógica ni el normal funcionamiento del mercado. Si un banquero destroza el banco, lo lleva a pique y con él lastra a toda la economía de un país, indemnización millonaria y no pasa nada chico es la situación. ¿Estamos todos bobos?
Con el presidente del gobierno de turno (por no tirar más abajo) pasa tanto de lo mismo. El fulano que tiene la suerte de representar a su país durante cuatro, ocho o los años que hagan falta, ya lo puede hacer mal no, peor, que él seguirá cobrando de por vida una bonita y abundante pensión por lo miserable de su gestión.
Ya ven, unos y otros encima se apoyan. ¿Tendrán intereses comunes? No me hagan responder, ustedes ya son mayorcitos y la información hoy en día fluye como la espuma. Miren el caso de Bankia por poner un ejemplo reciente de desfachatez en grado máximo. Los mangantes estos, perdón pero es que no tienen otro nombre, especulan, ganan para si mismos, tejen y tejen a su antojo y resulta que de esta no les sale rana, sale peor. No problem. Aquí viene el gobierno al rescate. Perdón, ¿he dicho el gobierno? Bueno, efectivamente el gobierno es el que les va a sacar del atolladero con el dinero de todos nosotros. Las cantidades que se van a designar para salvar a los mangantes son tan estratosféricas que me sorprende que usted se quede ahí donde está leyendo y yo aquí donde me encuentro escribiendo y no salgamos todos a decirles que ya está bien hombre, que están destrozando un país para beneficio propio de unos y otros, jugando claro no con sus cuartos, sino con los de todos los españoles.
Si el gran Fernando Fernán Gomez siguiera con nosotros lo resumiría todo en tres palabras: «A la mierda«. Y tendría más razón que un santo.
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