Aprovechando que uno de los grandes medios nacionales cierra su sistema de comentarios a los anónimos, o al menos, requiere de un previo registro en el que ya saben, se pondrán los datos que cada uno quiera poner, unos darán la cara, otros no. Al menos un correo válido certificará que el usuario que escribe se lo piense a la hora de despotricar a diestro y siniestro sobre los males del mundo.
Se dice por ahí que esta acción va en contra de Internet, que los medios se vuelven a disparar a la cabeza, que… nos volvemos todos locos. Históricamente la red ha permitido que unos y otros hagan y deshagan a su antojo. Filosofía. La moderación nunca ha estado bien vista por estos lares, muchos la comparan con censura, cosa que me hace enorme gracia. Entra un polluelo a tu casa y por qué no le dejas gritar, insultarte o poner a mal parir al resto del mundo, le censuras. Espero no escandalizarles diciendo que yo aparte les ponía un bozal a este tipo de energúmenos, aká Troll.
Cada medio tiene su propia historia, este humilde blog no ha sido especialmente maltratado por los «trolls», acrónimo encantador para definir a esa gente amargada, traicionera, mala y sin un ápice de sentimiento que se dedica a torpedear el trabajo de los demás por puro gusto. Aquí, les decía, no entraron muchos de ellos o ellas y los pocos que entraron estaban bastante bien controlados. Generalmente en los medios pequeños es fácil detectar quien está detrás, suelen ser gente cercana, como decía antes, amargados/as, traicioneros/as y con un grado de maldad superior a la media. En tu entorno los encontrarás, su estilo los delata siempre, siempre patinan, su odio no les permite ser anónimos/as.
A pesar de que el número de trolls llegados hasta aquí ha sido irrelevante, hubo un día, el 28 de junio de 2008, que tras recibir un comentario de un pedófilo (anónimo evidentemente) decidí cerrar los comentarios al absurdo, a la idiotez, a la maldad… Esto no significo cerrar los comentarios a los anónimos, que podían seguir escribiendo sin dar sus datos, pero si supuso una mejora evidente en la calidad de los comentarios, así como una disminución también evidente de los mismos.
A día de hoy puedo decir que estoy muy satisfecho con la decisión. Hay pocos comentarios en el blog, pero ya estoy mayorcito para muchas tonterías, por lo que los comentarios que aportan salen a la luz, los que no tendrían sentido en una conversación bis a bis, directos al baúl de los recuerdos. Esa es la política de vooLive.net. ¿Censura? ¡Por Dios! Cada uno en su casa hace lo que quiere -sin dañar a los demás, claro-, y en esta, mi casa, que quieren que les diga, no me gustan palabras mal sonantes, los gritos, insultos y demás. Mejor sólo que mal acompañado.
Decir ahora que un medio que cierra sus comentarios anónimos se está pegando un tiro en la cabeza, no me parece pensar muy bien con la cabeza. Por un lado, evidentemente el medio bajará sus datos de páginas vistas y algún melindroso purista de la red irá a visitar otros medios más abiertos con los intransigentes. Por otro lado, todos sabemos que bajar audiencia repercute directamente en menor facturación. Sin embargo, la gestión del medio en la red tiene unos buenos cimientos para soportar esto y más. Una audiencia descomunal para un proyecto gratuito, un segundo proyecto en Internet de valor añadido y de pago que día a día se solidifica lenta pero inexorablemente y por último una gestión inteligente e innovadora que siempre está un paso por delante. ¿Un tiro en la cabeza?
No seamos tozudos los «antiguos» de la red, no nos cerremos en el purismo de los viejos tiempos. Estos, los tiempos, cambian y nosotros nos tenemos que adaptar a ellos y en los últimos años, la red ha sufrido una tremenda transformación que no es otra que la entrada masiva de la población a su uso y disfrute. Y como todo, cuando hay mucha gente, hay unos que aportan, otros que están sin más y otros que intentan destruir. Estos últimos sobran en cualquier sitio, en Internet también.
PD: lo que no sobra en Internet es dar al Cesar lo que es del Cesar. La viñeta que ilustra este artículo es obra de La Kame House.
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