Decía el bueno de Darwin que «no sobrevive la especie más fuerte, ni la más inteligente. La única que sobrevive es la que mejor se adapta a los cambios« y no cabe duda que en la parte científica no hay quien le quite razón, que se lo digan a dinosaurios y cia que fuerza, fuerza tenían, pero al primer cambio del entorno, se vinieron abajo como un castillo de naipes. Queda por demostrar la frase en otras facetas de la vida o de la empresa, pero pocos argumentos en contra tendrán los negacionistas del cambio, lógicos, al menos.
Cuando alguien me habla a estas alturas de que el futuro es Internet se me cae el alma al suelo. A nuestro alrededor se suceden cambios constantes y cada vez más profundos. Estamos en un proceso de cambio de una sociedad «analógica» a una «digital». Están cambiando todos los procesos, todas las herramientas y todos los soportes para dejar atrás la era industrial y embarcarnos en una nueva era que tendrá su base en lo digital.
Aferrados como alma que le lleva el diablo al fax y similar, muchas empresas y por ende, muchas personas, no acaban de aceptar los cambios, que por cierto, van más allá del ordenador, el móvil y lo social, conllevan también un cambio de mentalidad a la hora de actualizar los procesos, la parte más complicada de esta ecuación, ya que cambiar herramientas y soportes, valga la redundancia, se soporta, pero el cambio de los procesos, de los hábitos, de las costumbres es harina de otro costal.
Todos tenemos en mente a sectores que están pasando dificultades añadidas a la crisis. Los cambios sociales derivados de la digitalización de la sociedad tampoco se quedan en herramientas y soportes, también hay en la otra parte un cada vez más profundo cambio en los hábitos y en la manera de hacer y consumir unas y otras cosas.
¿Cuál es entonces la clave del éxito en tiempos de cambio? Vuelvan a leer la cita de Darwin: «no sobrevive la especie más fuerte, ni la más inteligente. La única que sobrevive es la que mejor se adapta a los cambios«. Nada más que añadir.
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