Cuando leo titulares del estilo «¿Nos está volviendo lerdos internet?» irremediablemente pienso que si, que hay tipos que como tienen poco que hacer, pues dedican su tiempo a estupideces varias como intentar refrendar el pseudoestudio de uno de esos que los medios catalogan de grandes pensadores de la red, el señor Nicolas Carr. No les voy a aburrir con más detalles que resumir su pensamiento en que con tanto que hacer y que leer, Internet nos «está erosionando la capacidad de controlar nuestros pensamientos y de pensar de forma autónoma«. Así se despacha el sujeto, que como gran pensador que es, lo refrenda en un libro y tiene hasta sus fieles seguidores.
Me aburren mucho los gurús y los seguidores de los gurús. He visto tantos en los 16-17 años que llevo pululando por la red (como pasa el tiempo, por cierto), que sinceramente, ante predicciones y aseveraciones de índole vario, suelo mirar para otro lado a seguir viendo como pasa el tiempo. Procrastinar dirán algunos, no oír sandeces digo yo.
Detrás del gran pensador, como decía antes, siempre hay seguidores y si el primero dice algo poco positivo de Internet, el seguidor más activo es parte de un medio de comunicación con seguridad. Pues si, efectivamente a los pocos días aparece un blog de un medio de comunicación con un titular poco menos que singular y me pongo a leerlo por encima. Cuando llego a las técnicas que da el tipo para combatir el «lerdismo internetil» simplemente tiro de ratón hacia abajo y me encuentro con el siguiente post, paradigma del combatiente eficaz contra la procrastinación, pérdida de tiempo y otros horrores más que la red produce en el ser humano. Yo, como confío bastante más en la capacidad de comprensión de mis lectores, simplemente no digo más. Como se dice por ahí… no hay más preguntas.
Al señor Carr y al periodista que ha escrito la sandez, les diría que poca memoria tienen o quieren tener. Si algo positivo ha introducido la red en nuestras vidas es la posibilidad de tomar decisiones en base a refrendar la información con varias fuentes. Históricamente medios como la televisión, por ejemplo, efectivamente han sido capaces de controlar nuestro pensamiento y dirigir nuestras acciones hacia los intereses que todos ahora conocemos. Internet ha aportado un nuevo foco a nuestra vida. Ya no hay una fuente de información sesgada y partidista que nos dice que hacer y nosotros hacemos, ahora la información corre «casi» libre, tenemos la opción de llegar a diferentes formas de pensar y plantear. Ahora empezamos a tomar nuestras propias decisiones, gracias a que un medio, que nació libre de entuertos y malversaciones de fondo, se torna ante nosotros para hacer un uso bidireccional de él.
La cuestión es que no a todos les gusta que esto sea así y día tras día tenemos que ver chorradas varias, siempre con el nombre de Internet delante o detrás, que es lo que vende y es lo que hay que parametrizar. Fíjense si no tenemos capacidad de control sobre nuestros pensamientos que ante la lectura de una chorrada, el que subscribe, ofrece otra chorrada al mundo totalmente opuesta a la primera. Usted, como buen usuario de la red que es, decidirá cual es la más favorable para su forma de pensar. Incluso, está en su derecho de no leer ninguna. Y esto último es algo que no se acaba de comprender del todo. –¡Qué miedo da tener a la población descontrolada!-.
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