Comentaba no hace mucho por aquí que no éramos todavía conscientes del cambio evolutivo en la manera de entendernos con las máquinas que estamos presenciando. Si los gestos de iPhone, iPad y compañía han revolucionado el mercado, no les digo nada de Kinect y Wii, más enfocados a la industria del entretenimiento, pero con un claro futuro de integración en todo aparato que necesite ser controlado por humanos.
¿Por qué los niños dominan tan rápidamente el manejo de un tablet? Porque no tienen que aprender, su uso se basa en gestos intuitivos que cualquier persona con inquietud exploradora entiende en pocos minutos. Mover el ratón es otra cosa. Ustedes quizá estén acostumbrados, han aprendido a manejarlo, pero prueben a dejárselo un rato a sus madres «no tecnológicas» o a sus abuelos o abuelas. El lío es monumental. Y el teclado peor. Necesitamos cursos de mecanografía para poder usar el teclado a una velocidad adecuada para no eternizar nuestras labores cotidianas. Ninguno de los elementos que hasta el momento se han usado para interaccionar con la máquina estaba adaptado a la forma de hacer del ser humano. Hemos aprendido, no nos hemos adaptado.
El futuro es diferente. Los gestos, las manos, nuestros movimientos naturales son los que las máquinas analizarán y procesarán para «por fin» adaptarse a nosotros y no adaptarnos nosotros a ellas. Leap se llama el aparato que les presentamos en vídeo, una de las muchas soluciones que están empezando a pulular por los mercados con el objeto de hacernos la vida más fácil cuando nos sentamos a trabajar o a divertirnos delante de una pantalla conectada a un ordenador.
Es curioso que mientras el mundo experimenta cambios tan profundos en la manera de controlar la información y de relacionarnos con nuestros semejantes, nosotros como país, dejamos a un lado la inversión en ciencia, tecnología y educación, apostando por el funcionariado, el trabajo basura y la mala educación. No les quepan dudas, en los próximos 2o años tampoco vamos a ser un referente en ningún tipo de avance científico o tecnológico. Nos quedará el consuelo de los grandes hitos deportivos, ya que nuestra mente no estará al nivel del resto de países desarrollados al menos tendremos «corpore sano». Lamentable consuelo.
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