Muchos esperaban este simbólico momento con ansia. El 2013 pasará a los anales de la historia de este país como uno de los más cruentos y difíciles en términos socio-económicos de los últimos tiempos. Paro, recortes sociales y disminución de derechos se han puesto al frente de las tropelías cometidas por el año que ya ha expirado, pero ha sido mucho más, sobre todo la sensación de ahogo general que por momentos sacudía sin piedad nuestra península y que nos recordaba, casi diariamente, lo bajo que hemos caído como nación.
Ahora muchos dicen que este 2014 que ya tenemos entre nosotros será el año de la recuperación, del fin del desaliento, el año en el que al fin podremos ver la luz al final del túnel. Permítanme no sumarme a los más optimistas, aunque anhele con todas mis fuerzas que tengan razón, pero esta precisamente, la razón, me dice que sigamos agarrados, que las curvas no desaparecerán, al menos de momento.
Es cierto que los grandes números macroeconómicos parecen indicar que estamos en el camino de la recuperación, pero no es menos cierto que después de una profunda recesión, los avances macroeconómicos, necesitan tiempo para llegar al ciudadano de a pie, sobre todo a esos 6M de ciudadanos que hoy tienen poco por lo que ilusionarse o mantener la esperanza, más para aquellos que el paro ya les dio todo de sí o para los que están al borde de finalizar sus prestaciones por desempleo. Para ellos y para los que por desgracia llegarán por detrás, las previsiones son malas, muy malas.
Así son las cosas desde tiempos de Keynes, arreglemos lo macro para que este inunde lo micro y algunos, como nuestro gobierno, lo han llevado hasta el extremo. Para arreglar lo macro, se ha enviado a la calle a millones de españoles, se nos han recortado derechos laborales y también sociables, se nos ha subido el IVA, los indirectos, los directos, los que van por aquí y los que van por allí. Cuantas más dificultades ha tenido el ciudadano para llevar dinero a casa, más dinero se ha pedido al ciudadano para arreglar esas grandes cuentas que Europa nos pedía saldar para estar a la altura de lo que ellos esperaban de nosotros.
Estas políticas son aplicadas por políticos varios, últimamente de dudosísima reputación, que suponen que el baile continuará siempre. Si gano estupendo, cuatro años moldeando las cosas a mi manera y asegurando el pan para mi familia, si pierdo, estupendo también, desde la sombra, los acuerdos para que mi familia siga manteniendo el elevado tren de vida que requiere, son más sencillos de llevar a cabo. Hoy PP manda y la cosa va mal, vamos que Rajoy, Gallardón y cía no dan una que no sea interesada para ellos o para sus cercanos, pero el verdadero problema es que el PSOE con Rubalcaba a la cabeza, tocó fondo hace mucho tiempo y no hay otro partido que parezca que pueda ofrecer batalla y al fin una alternativa real, de una manera diferente. Todos son iguales. Todos han bebido de la misma fuente.
No, no me parece que este año 2014 vayamos a mejorar mucho en lo general, pero oigan, yo también estaba deseando que acabara el 2013, quizá el simbolismo del cambio nos empuje a todos a pelear por mejorar nuestras situaciones individuales para que con ellas mejore la situación general. La microeconomía al rescate de la macroeconomía, que cosas se me ocurren, por Dios.
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