Salía el otro día un juego al que he perdido la pista que venía a ponerte en la piel del máximo mandatario del país para guiar a sus ciudadanos hacia el bienestar o el caos, dependiendo de las habilidades de cada uno. Los nuestros, los reales, llevan unos años intentando solucionar lo que tenemos encima con más sombras que luces. Medidas controvertidas que no parecen tener efectos reales para salvar la crisis que nos envuelve. Voy a jugar aquí por un día a ser presidente. ¿Cuál sería mi programa electoral? Premisas básicas.
1. Para sentar las bases del futuro, me metería a fondo con la educación. Ñoñadas y monsergas sobre si éticas, religiones y similares aparte, la educación de nuestros hijos debería estar fundamentada en varios pilares. Por un lado la capacidad de los maestros, máximos baluartes de la transmisión de conocimientos que deben ser puestos al día con urgencia. Por un lado a nivel de contenidos, por otro lado a nivel de formas de motivar y enseñar diferentes a las expuestas, en su mayoría, hoy en día.
Historia, lenguaje, matemáticas… asignaturas universales que poco tienen que cambiar en su concepto. Cubriría sin embargo el vacío que tiene nuestro sistema educativo actual en materias como ciencia (base del conocimiento de la vida), tecnológico (adecuación a nuestros tiempos) y empresarial (cambio de cultura funcionarial sobre emprendedora).
En tercer lugar y sintetizando el problema en estos escasos tres párrafos, pondría al maestro, garante educacional de nuestra sociedad a la altura que se merece, con sus pros y contras. Mayor preparación a todos los niveles, mayor involucración en todo lo concerniente al sistema educativo, menos juerga y más trabajo (con perdón). Evidentemente mejor remuneración y revisión de sistemas de plazas educativas.
2. Innovación, tecnología y ciencia. Un país como el nuestro, carente de recursos energéticos que ofrezcan riqueza, tiene que tener una política de incentivación prioritaria sobre estos tres temas. Nuestras empresas tienen que generar riqueza más allá del ladrillo, de los servicios y del turismo. Ayudas varias no son suficiente. Los mecenas o inversores tienen que llegar a nuestro país para reunirse con los emprendedores en estos campos. Queda todo por hacer.
3. Restructuración empresarial. Hay que incentivar la creación de empresas, hay que apoyar al emprendedor y al empresario. Los impuestos tienen que estar basados en la cuenta de resultados de la empresa, no se puede atornillar al emprendedor cuando todavía no tiene capacidad de generar riqueza. La fiscalización de las empresas necesita una vuelta de 180º para adecuarla a un país moderno, generador de empresas, incubador de negocios. Por contra, la persecución del fraude debe ser concienzuda y milimétrica. Acabar con paraísos fiscales. Flexibilidad en los comienzos y malos momentos, firmeza en las bonanzas. Tu ganas, el estado gana.
4. Políticas laborales. Es una constante en tiempos de crisis que todas las medidas atenten contra la estabilidad del trabajador. Error bajo mi punto de vista. La empresa, como decía en el anterior punto, necesita flexibilizar su fiscalización en función de sus cuentas, a la vez que el trabajador necesita seguridad para incentivar el consumo. El miedo al despido, la inseguridad y la falta de garantías solo generan una corriente de austeridad que dinamita la buena marcha de la economía en general. En nuestro caso hemos empezado la casa por el tejado. Abordemos primero los problemas de la empresa para afianzar luego la seguridad del trabajador.
España es un país de pandereta en temas laborales. Acomplejados por nuestro entorno, por nuestra fama de vagos, siesteros y demás, nos hemos encontrado de la noche a la mañana intentando demostrar inútilmente nuestra valía. Trabajar diez o doce horas diarias no nos hace mejores ni más productivos, al contrario, seca nuestras mentes y retrae la creatividad y la alegría necesaria para llevar a buen fin nuestros propósitos. El rendimiento no puede medirse por tiempo sino por calidad y efectividad. Restructuración a fondo.
5. Familia y trabajo, trabajo y familia. No pueden dividirse, son conceptos que tienen que ir de la mano. La conciliación laboral en cuanto a horarios, formas de trabajo y flexibilidad tiene que ser un hecho para aumentar la productividad de los trabajadores. Potenciar el teletrabajo, cambio en horarios comerciales para acabar antes la jornada laboral y nuevamente orientar el trabajo a la consecución de objetivos como filosofía de rendimiento laboral son fundamentales para conseguir que el trabajador maximice sus rendimientos en la empresa. Queda todo por hacer.
6. Finanzas. Nuestro mundo está dirigido por los mercados, para bien o para mal. Invariablemente se suceden ciclos de altas y bajas y la volatilidad del libre mercado cada vez genera mayores problemas. En mi programa velaría por un control más exhaustivo de los principales actores del mercado. Por un lado el gravamen de un tanto por ciento de las transacciones realizadas (Tasa Tobin) solucionaría buena parte de los problemas de liquidez del mercado, así como impulsaría buena parte del resto de reformas propuestas. Por otro lado buscaría reforzar garantías para reforzar el crédito, sin caer en el todo vale. La banca no puede quedar expuesta a la deuda crediticia pero el consumidor necesita el crédito para hacer frente a sus inversiones. Ambas partes deben tener garantías cubiertas.
7. El mercado hipotecario. Por herencia, por la enorme importancia que ha tenido y sigue teniendo en nuestro país, el mercado hipotecario merece una profunda reconversión para adecuarlo a la realidad. La especulación y el dinero negro tiene que desaparecer, así como el sobrevalor de los inmuebles. Regularía el mercado con severas penalizaciones sobre los especuladores, tasadores, banca y empresas del sector. Hay que acabar con la riqueza espontánea en este sector y a su vez cuidarlo como uno de nuestros bienes activos. Comisión reguladora.
Por supuesto, la condonación de deuda no es una opción, es un derecho. Quien no puede pagar su casa, pagará con el valor de su casa exclusivamente, no con este y con el valor de la hipoteca. Sentido común contra la especulación bancaria en este caso.
8. Medio ambiente. Cumplir con los compromisos medio ambientales es una necesidad de cualquier gobierno hoy en día. Potenciar las energías renovables y apostar doblemente por la investigación y el desarrollo en materia energética se convertiría en una de las garantías de este imaginario gobierno.
9. Internet hoy en día es el baluarte democrático más grande que tiene cualquier persona en sus manos. Es un derecho fundamental disponer de una conexión a Internet de alta velocidad a un coste adecuado al servicio. Todos los españoles deben poder acceder a bajo coste a la red.
Potenciaría el DNI electrónico y la utilización de los medios digitales para realizar tareas con la administración. Ofrecería formación a todos los niveles para acabar con la brecha digital. No solo es un derecho, es una necesidad de todos.
Más I+D+I en este terreno y fuera imposiciones industriales carentes de sentido. Regulación sobre el delito, no sobre el medio.
10. Administraciones. La duplicidad de servicios dejaría de tener sentido en este gobierno imaginario. El gasto administrativo debe enfocarse a resolver los problemas de los ciudadanos, no a duplicar o triplicar cargos con objeto de hacer más costosa la toma de decisiones. Control de los ingresos y del gasto público total para enfocarlo a generar recursos. Los presupuestos locales, regionales y nacionales elevados a una junta gestora que verifique su viabilidad y que vele por su ejecución.
11. Funcionarios. Es complicado en nuestro país, pero actuando desde la base, debemos cambiar nuestra filosofía de trabajo. Un funcionario público es un trabajador como otro cualquiera y como tal tiene que estar sujeto a su puesto en función del correcto desempeño de su actividad. Más claro, agua.
12. Sanidad. Tema complejo en el que habría que ahondar profundamente en su situación. Al ritmo que vamos, con las listas de espera y problemas con el personal sanitario, corremos el riesgo de disponer en pocos años de una sanidad pública para pobres y otra privada para ricos, para los que no quieren esperar o los que buscan los mejores profesionales que poco a poco van escapando de lo público. Necesitamos ahondar en la investigación, reducir las listas de espera y establecer un sistema equitativo para todos. ¿Copago? Quizás antes hay que saber en donde se pierde el dinero.
Hasta aquí. Este pequeño borrador puede servir de ejemplo de política sobre temas fundamentales para nuestro país. Supongo que haría unos cuantos «amigos». ¿Izquierdas? ¿Derechas? ¿Centros? ¿Qué es eso? Se me quedan viejas semejantes denominaciones hoy en día. La prioridad es el bienestar del país y las medidas a aplicar abarcan tantas ideologías que me resisto a que nadie me identifique en ninguna. ¿Me votarías? ¿Mejorarías algún punto? ¿Crees que las cosas se pueden hacer de otra manera? Exprésate.
1 Comentario
no me ayuda en nada