Quería contarles hoy impresiones y demás sobre Bárcenas, Mariano, Dolores y cía, que no dejan de ser al fin y al cabo impresiones y demás sobre nuestro viejo y resquebrajado país. España, ese lugar incorporado a la Unión Europea el 1 de enero de 1986 que venía de sobreponerse de una larga dictadura precedida de una guerra civil y en el que el terrorismo campó a sus anchas por sus fronteras durante décadas. Nos costó en su momento encontrar el camino hacia la democracia y hemos de reconocer que todavía no le hemos cogido el pulso al asunto. Otros nos llevan ventaja.
No hay constancia, de momento, de la veracidad de las últimas aportaciones documentales hechas por el diario El País sobre la trama de los sobres en dinero negro. El Mundo lleva también un tiempo detrás del asunto y la realidad que conocemos es que un tipo que llevaba 20 años en el partido en un puesto, el de tesorero, con grandes responsabilidades, tiene una cuenta en Suiza con unos cuantos miles de euros. No hay constancia, de momento, de que la cúpula de uno de los dos partidos políticos que se reparten el pastel en España haya cobrado sistemáticamente en dinero negro gracias a las aportaciones de empresas que evidentemente no son desinteresadas. No la hay. De momento.
Lo que hay es la certeza de que este país es un país de oportunistas, de desvergonzados y de una moral rancia que se ha esparcido desde las raíces hasta las más altas esferas. La gravedad del asunto es tal que merece una profunda reflexión por parte de todos los españoles. ¿Así queremos que sea nuestro futuro? Un futuro amparado en la corrupción, en la magnificación del poder para el propio beneficio, en la mentira sistemática hasta que no se demuestre lo contrario, en la falta de ética y de conciencia social. ¿Qué significa ser político? De puertas hacia fuera la respuesta es sencilla, pero ¿y de puertas hacia dentro?
En esta época en la hay unos 6 millones de parados, en la que se doctrina desde las grandes instancias eso de que hacienda somos todos y que entre todos tenemos que construir, la simple especulación sobre los pillajes que puedan realizar nuestros gobernantes es de una gravedad tal que deberíamos hacer un planteamiento global sobre nuestra propia situación. Global porque no es algo que afecte a unos y el resto sean hermanitas de la caridad cuyo único fin es la consecución de las buenas nuevas para la ciudadanía, no nos equivoquemos, unos y otros han dado reiteradas muestras que resquebrajan la confianza en el sistema. Vean sino el mapa de corrupción por partidos políticos.
España es un país en el que la educación es secundaria y la educación es fundamental para adquirir cultura, conciencia y moral. Aquí se educa a golpe de elecciones, cada cual arremete contra nuestra educación en cuanto llega al poder para adaptarla a sus propios intereses. Tampoco valoramos la educación en general. Nuestros profesores, a diferencia de países más avanzados en esto, no son precisamente los «cum lauden» sociales, muy al contrario, algunos, muchos, tienen grandes deficiencias y pocas ganas de continuar su formación en materias nuevas y esenciales para su trabajo. Aun así, se dignifica su labor, a la que no quiero restar importancia ya que es la que tenemos, pero ¿es la que necesitamos? No.
Tenemos otro gran problema del que ya hemos hablado aquí en multitud de ocasiones, nuestra economía no tiene sustento real en el siglo XXI. Cuando se nos cayó el caramelo inmobiliario que tanto enriqueció a unos y otros, nos hemos quedado compuestos y sin novia, porque aquí nunca se ha valorado la inversión en innovación, en tecnología o en ciencia por poner solo tres ejemplos. ¿La consecuencia? Que nuestras pocas alegrías patrias vienen dadas por el deporte y poco más, porque hasta que no se materialice un premio nobel de «chorizos», sinceramente tenemos pocas posibilidades de hacernos con algún tipo de galardón de altura real, principalmente por falta de inversión en nosotros mismos. Estamos demasiado ocupados en otras cosas.
Eso sí, si el hipotético nobel «chorizo» fuera una realidad, creo que acapararíamos año tras año la mayor parte de las nominaciones, seriamos unos eminentes «chorizos» gracias a nuestra bajeza moral que hace que tipos como Urdangarín, yerno del Rey y un privilegiado social, haya montado el vergonzante entramado con unos y otros y tenga la santísima cara dura de presentarse a un acto público como es la final de un mundial de balonmano con toda su santa «pachorra» en lugar de salir a palestra a agachar las orejas y reconocer que su nominación a este especial nobel es bien recibida y merecida y que deberían acompañarle en tan noble acto fulanito y menganita. Allá ustedes por quien substituyen tan ilustres y nacionales nombres.
No me cabe duda de que este país necesita «reiniciarse». No va bien, va mal, va peor. Si preguntan a un informático cual es la primera acción a realizar cuando un sistema operativo no funciona, la respuestas será rápida: reinicia. Y luego a ver, pero primero reinicia. Y debemos hacerlo rápido ya que corremos el riesgo de encontrarnos en un callejón sin salida en el que se amontone la mierda y el mal hacer. ¿Qué necesitamos?
Necesitamos cambiar de una vez por todas nuestra educación, pero no a libre albedrío del partido gobernante, sino a través de verdaderos talentos nacionales (o internacionales). Nuestra educación tiene que ser más funcional, más moral y sobre todo más brillante y para ello necesitamos a los mejores profesores, las mejores inversiones y las mejores materias para que nuestros niños y jóvenes no repitan sistemáticamente nuestros errores.
Necesitamos crear un entramado económico acorde con la época en la que vivimos y para ello es fundamental invertir en ciencia, tecnología e innovación, porque son los motores económicos de este siglo y porque cada día que pasa lo serán más.
Necesitamos limpieza política, cero especulación y pluralidad real en las urnas. Que dejemos de ser al fin un país dividido en dos facciones, los rojos y los fachas, con perdón y para entendernos, la izquierda y la derecha. Necesitamos políticos y acciones efectivas, que dinamicen y busquen el bienestar de toda una nación, no de ellos mismos. Cambiar leyes electorales creadas para conservar sillones y escaños a toda costa y dignificar a nuestros gobernantes.
Necesitamos abordar todos nosotros un cambio cultural. No nos equivoquemos pensando que toda la culpa es de los de arriba, en el nobel «choricero», tonto el último, me entienden. Tampoco podemos quedarnos al margen de la realidad, ni dejar a nuestros niños solos en su educación por falta de conocimientos. Un ejemplo, eso de que Internet no es lo mío es una de las mayores aberraciones que se puede escuchar a un adulto. ¿Esa es la educación que queremos dar a nuestros hijos? Recapacitemos por favor.
Necesitamos crear, emprender y generar riqueza. Y para ello alguien tiene que extirparnos ese «gen funcionario» tan «made in spain». También es necesario que la política genere empresarios y el camino que hemos construido hasta el momento, permítanme que les diga, no funciona. Ayudas reales, coherencia en los impuestos, empuje y formación. Y a partir de ahí, que Dios reparta suerte en nuestra España actual o si les parece mejor, en una España nueva, que el talento impulse a los que realmente trabajen por alcanzar sus sueños o sus metas.
Necesitamos…
5 Comentarios
Sinceramente creo que tenemos lo que nos merecemos. El país reproduce punto por punto nuestra particular idiosincrasia. Lo que esta mal, no es tan malo si nadie se entera o, socialmente hay una indulgencia que lo consiente y disculpa. Hay ejemplos en nuestra conducta particular a ciento: desde el que se lleva el material de oficina del trabajo a su casa hasta una papelera vacía y rodeada de basura después del último botellón. Una sociedad mediocre y consentidora con una élite corrupta, amoral y que sólo busca perpetuarse en su particular reino de taifas.
Estoy de acuerdo erlnow, somos lo que somos en todos los estratos sociales, es por ello que creo en el titular de este artículo como absolutamente necesario para un futuro mejor.
Gracias por el comentario
A través de Google+ Christian Chaverri (https://plus.google.com/u/0/112548173516807726244/posts) hace esta aportación:
* Necesitamos cambiar de una vez por todas nuestra educación
* Necesitamos abordar todos nosotros un cambio cultural
A mi parecer lo dos cambios mas importantes que deben realizarse. Soy latinoamericano y desde que me mude hace 4 años a España para hacer un postgrado estoy sorprendido por la capacidad de los políticos, en general, de hacer lo que les da la real gana; gobierno, oposición y demás. A ver, estamos claros que en la mayoría de los paises latinoamericanos la clase política deja mucho que desear, pero lo que he visto aquí le gana por mucho; la indiferencia hacia el ciudadano de a pie es increíble. Y es por esa indiferencia que es posible decir que las hueglas y protestas no sirven de nada.
Si, alguien me dirá que si no se protesta, si no se lucha por lo que se quiere nunca avanzaremos. Y no le quito la razón. Pero ¿realmente han servido todas estas huelgas y protestas para hacer recapacitar a la clase política? ¿Ha servido de algo todas esas protestas para disminuir la tasa de paro, obtener mejores servicios públicos, educación y salud? Porque yo veo que «los de arriba» siguen haciendo lo que les da la gana. Mas que protestas creo que lo que se debería hacer es una campaña continua de educación política a la población, mostrarles las opciones que existen, concienciar a la población de que es necesario un cambio radical en la forma de pensar actual. Es necesario eliminar esa pereza mental que mantiene a la población española en un inmenso letargo y no entiende que, de mantener este camino que llevan, no les va quedar país que disfrutar.
Hay mucha gente dispuesta a luchar por sacar adelante a España, el problema está en que mucha mas gente no está dispuesta a salir de su «zona de confort» por miedo. El que no arriesga, no gana
En twitter @mandarinaazul dice: Muy de acuerdo y añadiría una modificación urgente de la ley de partidos q les obligue a ser sistemas democráticos
[…] 1 de febrero: Reiniciar España Quería contarles hoy impresiones y demás sobre Bárcenas, Mariano, Dolores y cía, que no dejan […]