Los pequeños cambios son los que pueden marcar grandes diferencias. Las bombillas incandescentes queman el 14% de la electricidad doméstica mundial, si se prohibieran estas bombillas en todo el mundo podríamos borrar del mapa 220 centrales térmicas de carbón.
Pero esto no es suficiente, debemos apostar por una implantación masiva de energías renovables o estos pequeños cambios se mimetizarán en otros pequeños retrocesos energéticos y todo seguirá igual o peor.
Ya somos muchos los que creemos que es necesaria una revolución energética global. ¿Porqué esperar?
Más información: Greenpeace
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