Aquí ando, en una casa en obras con más alboroto del necesario mientras me descargo la revista Orsai en el iPad. Es interesante estudiar el ánimo que produce en las personas las obras en su domicilio. Se embarca uno en ellas con afán de mejorar, pero Dios mío, líbrame de los días o semanas en los que dura la hecatombe. No hay otra palabra para definir, todo está fuera de su sitio, no se encuentra nada, se intenta ordenar en balde, es necesario acabar la obra empezada para que la vida retorne a la normalidad.
El ajetreo es continuo y por momentos piensas si realmente merece la pena pintar una habitación, tirar un tabique, arreglar tal o cual cosa o cualquiera que en su momento se nos antojara como una gran idea. Créanme los que no lo han hecho, hay muchos momentos en los que darían marcha atrás sin dudarlo. Ustedes piensan en mejorar su hogar, con toda la buena voluntad del mundo, pero durante esos días o semanas el hogar tiene otro nombre, cualquier cosa menos el primigenio. Y es peor mientras la semana avanza, el cansancio avanza también pero de manera exponencial. Dios mío, ¿por qué me metería yo en semejante fregado?
No se apuren los noveles, que es sólo una fase, como otra cualquiera, hombre, un poco desquiciante, pero una fase al fin y al cabo. Las obras acaban y generalmente son para mejor. Y vuelve la alegría y la tranquilidad al hogar. Y nos regodeamos con los cambios a la vez que olvidamos los sinsabores ocurridos durante el periodo anterior.
Miro ahora al iPad y gruño un poco al comprobar que la aplicación bajada no es la propia revista Orsai, sino el quiosco que lanzará la descarga de la misma. Sin 3G ni Wifi (las obras, ya saben) decido que la lectura de esta noche será otra, lástima, me apetecía. Por cierto, no olviden visitar iTunes para descargarla, que durante un tiempo limitado es gratis. ¡Gracias Hernán!
1 Comentario
«las obras acaban» trataré de recordar esa frase ohmmmmmmm….Maldito sindrome del nido!!! jaja :)