No les voy a contar sobre esta España de los dos lados porque sobre el asunto ya se ha escrito por aquí suficiente. Somos de bandos, de uno o de otro. Es difícil cambiarnos y uno y otro bando se benefician de ello bajo el regocijo de sus bien arropados negocios. Este año 2015 parecía haber alguna oportunidad de cambio, de mover ficha, de mirar hacia otro lado. Nos ha salido rana la cosa. España se muestra una vez más inmovilista ante nuestro futuro, gracias a nuestra historia.
Vistos los resultados, muchos de ustedes me dirán: ¿para qué queremos cambiar? Voy a intentar resumírselo brevemente, aunque el asunto daría para un libro al menos.
España triplica la tasa media de paro en los 34 paises de la OCDE, unos 5 millones de personas paradas, muchos de larga duración, muchos sin recursos, muchos con todos los miembros de la familia sin poder ejercer su derecho a una vida digna. 100 mil familias han perdido su casa, su dignidad, en muchos casos su salud y en alguno otros su vida a causa de la codicia de los bancos no legislada por el poder político, que les ha permitido, sacar a la calle a familias al completo y mantener a pesar de ello su deuda con estos. Hemos pasado del miedo a ser mileurista al miedo a vivir con 600-800 al mes.
No me quiero extender por aquí, solo apuntar también como hemos visto decrecer nuestros derechos sanitarios, también los educativos y no quiero entrar a valorar la mierda de educación que tenemos en nuestro país, de eso ya se encarga de recordarlo la ausencia total de españoles en los premios internacionales realmente relevantes. Y de los derechos sociales ni les hablo, si saben de lo que hablo ni falta que hace y si no lo saben, realmente es que son tan inconscientes por su indiferencia que no merece ni un minuto de esfuerzo por mi parte tratar de convencer a quien no quiere ser convencido. Les hablaría también de la Ley Mordaza y de lo que supone para nuestras libertades, pero parece que a ustedes eso también se las trae al pairo, así que vamos a otra cosa.
Luego viene aquello «sin importancia» de la corrupción. 7.215.530 de personas vuelven a votar a un partido que tras cuatro años de gobierno ha visto imputados a cargos de primer nivel, de segundo nivel y de cualquier nivel, en una alocada carrera por demostrar la más absoluta impunidad ante una corrupción generalizada. Gurtel, Noos, sobresueldos, la Púnica, las tarjetas Black, la operación Pokemom, Bárcenas, Rodrigo Rato, la financiación ilegal de la reforma de Génova… Pero esto a ustedes, a los 7.215.530 de personas que vuelven a votar a los que en cuatro años han realizado todo esto, les da igual ¿? No les entiendo, me perdonen.
Luego está la amnistía fiscal para ayudar a ¿quién? Y luego Suiza y demás países a donde estos que ustedes votan, caiga quien caiga, se llevan nuestro dinero público, ese que luego no llega para dedicar a la educación o a la sanidad, ese que falta luego para aplicar a la mejora del país en todos sus substratos. También está el servilismo repugnante de los medios de comunicación al mejor postor. Supongo que ustedes, los que votan a los mismos hagan bien su trabajo o lo hagan rematadamente mal, se habrán dado cuenta o al menos percibirán que la información que llega hasta ustedes y hasta el resto es sesgada, interesada y manipulada por subvenciones recibidas que no son más que la forma de presión que tienen los que están en el poder para que los que en otras épocas eran honorables personas encargadas de informar al ciudadano, hoy sean marionetas que bailan al son del que más dinero pone encima de la mesa. Y ustedes siguen leyendo.
También podemos hablar de presente y de futuro. Del futuro que estamos labrando con la falta de inversión o de incentivos para que las tecnologías que empiezan a dominar el mundo hoy se sigan realizando fuera de nuestras fronteras porque aquí solo sabemos de pelotazos y de servir a quien realmente está al día con sus deberes. O quizá también de la lamentable situación en la que se encuentran los autónomos de este país, o lo difícil que resulta emprender ante las trabas principalmente recaudadoras del estado.
No les culpo solo a ustedes, no crean, repasando los votos o los no votos de los españoles, te das cuenta de cuantos votos van directos a la basura por la idiotez del que siempre quiere ser el gracioso de turno a costa del futuro de los demás o por aquellos que votan a partidos más que minoritarios sin sentido efectivo ninguno. Y los que no votan porque bla, bla o porque bla, bla. Luego supongo que a todos ustedes, les tendremos que aguantar sus bla, bla quejicosos y lamentosos en tertulias de bares o redes socioles. ¡Váyanse a la mierda! que les diría el gran Fernando Fernán Gómez.
Si ha llegado usted hasta aquí encolerizado porque hablo mal de su partido político, me estará en estos momentos llamando rojo de mierda o similar. Lamento decirle que quien escribe apoya al pp o al psoe de manera similar, valora a podemos y a ciudadanos como alternativas válidas las dos. Lamento decirle que quien esto escribe no cree en izquierdas ni en derechas, ni en rojos ni en fachas, que creo firmemente en que ese, precisamente ese es el gran problema de nuestro país. Lamento también decirle que esa triste definición de españoles de dos bandos me parece tan rídicula hoy en día que visto lo visto debo ser un «rara avis» en este país.
No, no soy de izquierdas, tampoco de derechas, solo intento vivir en un país con buena educación, con mejor sanidad, con políticos íntegros que no nos roben y que legislen para nosotros, no para ellos mismos. Solo quiero un país con futuro, en el que se invierta en formación, en innovación, en tecnología, en energía, en cualquier industria que saque a este país nuestro de la pobreza de las burbujas y el turismo. Quiero un país donde me pueda jubilar y pueda ayudar a mis hijos, como hoy hacen nuestros padres con nosotros, o mejor, quiero un país donde nuestros hijos no necesiten la ayuda de sus viejos y zarandeados padres. Quiero un país diferente y veo que ustedes se conforman con lo que hay, yo no, yo quiero un país nuevo para mis hijos, visto que el nuestro, el de nuestra generación, irremediablemente se va a la mierda.
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