Seguro que lo han visto ustedes por aquí o por allá. Aquí tienen el vídeo y la noticia por si acaso. El presidente de la Asociación de la Prensa de Granada se encontraba presentando la exposición ’25 años de relaciones diplomáticas España-Israel’ ante cuatro gatos, dos de los cuales le salieron rebeldes. Dos chicas, simpatizantes de la causa Palestina saltaron al ruedo con consignas a favor de los palestinos y en contra de Israel. Una con bandera y otra con una cámara de vídeo en sus respectivas manos.
En un momento dado, Antonio Mora, el susodicho, pierde los papeles y sufre un cortocircuito cerebral. Se levanta, se quita el cinto y amaga con agredir a la joven con la bandera. La otra chica se acerca con la cámara y el cortocircuitado la empuja y la invita (poco cortésmente) a abandonar el lugar. En ese momento, Antonio empieza a deambular y los otros dos asistentes de la charleta intentan calmarle y sentarle en primera fila. Antonio barrunta ya la que ha liado.
Twitter estalla. Los medios recogen la noticia y el vídeo. Antonio y los otros dos gatos que quedan en el lugar, supongo que terminan la interesante charla y este da unas palabras a la prensa: «pero sobre todo lo que rezuma por todos los sitios es convivencia y paz. Por tanto bienvenida a Granada y que sirva para la convivencia para los que son diferentes«. Palabras que -supongo- no solo a mi, hacen pensar que había consumido alguna sustancia alucinógena el tío.
En fin, patético, para olvidar. Sin embargo, algo honra a Antonio. En este país en el que estamos acostumbrados a «liantes pardos» día si y día también y a que estos, a posteriori se vanaglorien de sus deplorables actos o nieguen hasta la saciedad las evidencias, Antonio, en un gesto que le honra después de semejante tropelía, ha presentado su dimisión como presidente de la Asociación de la Prensa de Granada.
A más, el mismo califica su conducta como «impropia e inadecuada, amén de violenta» mientras señala que está sumido en una «profunda tristeza y desconcierto«, reconociendo su «gran error» y pidiendo perdón a los socios por su conducta.
Y a mi se me queda el cuerpo que ni para aquí ni para allá. Como decía antes, estamos acostumbrados a mangantes varios que tienen jeta hasta detrás de la misma y no a tipos, que la lían y gorda, pero que tienen el par que hay que tener para reconocer que se han pasado de la raya y que hasta aquí han llegado en el cargo que les reconocía. Supongo que todo el mundo puede tener un momento «Día de Furia» y sufrir un desquiciamiento tan grande como para reaccionar de semejante manera, pero es de valorar su reacción posterior, ya que no todo el mundo tiene lo que tiene que tener para dimitir y reconocer su error. Háztelo mirar por los dos lados Antonio, eres un «rara avis».
1 Comentario
Lo que mas me llama la atención es que el tío no lo piensa! Es como un acto reflejo lo ve y ya se está quitando el cinto O_O Eso me hace pensar que es un comportamiento habitual, aprendido porque otra cosa no se entiende (inmediatamente he pensado en sus hijos :S)