Sucedió hace muchos, muchos años, en un reino junto al mar… Así comenzaba Annabel Lee, mítico poema de Edgar Allan Poe (Boston, 1809 – Baltimore, 1849) que fue utilizado de forma magistral en los ochenta por Santiago Auserón y Radio Futura para ofrecernos una de las más bellas canciones de amor de la historia de España.
Comparar dos obras maestras, poema y canción, a mi personalmente me apasionan las dos, hay giros sublimes en el poema y magníficas mejoras en la canción. Si tuviera que elegir, que me perdonen los puristas de Poe pero me quedaría con la adaptación musical de Radio Futura.
Y como quiera que echaba en falta una imagen que ilustrara poema y canción, aprovecho para destacar una obra del Valenciano Joaquín Sorolla, Rocas en Javea, que es la imagen que acompaña a este post.
Annabel Lee, Edgar Allan Poe
Sucedió hace muchos, muchos años,
en un reino junto al mar.
Allí vivía una doncella conocida
por el nombre de Annabel Lee;
y esa doncella no vivía con otro pensamiento
que el de amarme y que yo la amara.
Yo era un chiquillo y ella una chiquilla,
en aquel reino junto al mar:
Pero nos amábamos con un amor que era más que amor –
mi Annabel Lee y yo-.
Con un amor que los alados serafines del cielo
envidiaban de nosotros.
Y éste fue el motivo por el que, hace mucho tiempo,
en aquel reino junto al mar,
un viento llegó desde una nube, helando
a mi hermosa Annabel Lee;
entonces vino aquel hidalgo pariente suyo
y la apartó de mi lado,
para encerrarla en un sepulcro
en aquel reino junto al mar.
Los ángeles que no eran tan felices en el cielo,
nos tenían envidia
-¡Sí! -éste fue el motivo (como toda la gente sabe,
en aquel reino junto al mar)
para que el viento viniera por la noche desde la nube,
helando y matando a mi Annabel Lee.
Pero nuestro amor era mucho más fuerte que el amor
de aquellos que eran más viejos que nosotros
-de muchos que sabían más que nosotros-
y ni siquiera los ángeles allá arriba en el cielo,
ni los demonios en las profundidades del mar,
podrán nunca separar mi alma del alma
de la hermosa Annabel Lee.
Jamás brilla la luna, sin que yo sueñe
con la hermosa Annabel Lee;
jamás salen las estrellas, sin que yo sienta los brillantes ojos
de la hermosa Annabel Lee;
y así, durante toda la noche, permanezco tendido al lado
de mi querida, mi querida, mi vida y mi novia,
allá en el sepulcro junto al mar;
en su tumba junto al mar sonoro.
Annabel Lee, Radio Futura
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