Chloe

Allá por noviembre de 2010 se había decidido ya cual sería el nombre de mi primera niña. Ariadna llegó como nombre desde la mitología Griega para inundarnos con su alegría y afán observador. Hoy volvemos a la Antigua Grecia. A pesar de su herencia francesa, Chloe, que no Chloé ni Cloe, deriva del griego Khlóe que se puede traducir por «hierba verde«. Apelativo ateniense de la diosa de la naturaleza Deméter por sus poderes de fertilidad y de eterna juventud, Chloe es nombre utilizado tradicionalmente en la literatura para referirse a mujeres jóvenes, como por ejemplo en la novela Dafnis y Cloe, del autor griego Longo (siglo III- IV). Otros usos lo llevaron a aparecer más de mil quinientos años después en creaciones de tendencia clasicista, como el idilio Arcadia (1590), de Philip Sidney, o los versos de Thomas D’Urfey (1653-1723) Chloe Divine:

[CHLOE ‘s a Nymph in flowery groves, A Nereid in the streams; Saint-like she in the temple moves, A woman in my dreams.

Love steals artillery from her eyes, The Graces point her charms; Orpheus is rivall’d in her voice, And Venus in her arms.

Never so happily in one Did heaven and earth combine: And yet ‘tis flesh and blood alone That makes her so divine. ]

Más recientemente, a comienzos del siglo XIX, la variante inglesa del nombre se divulgó entre los esclavos del sur de Estados Unidos, apareciendo como nombre para el personaje de la esposa del tío Tom en la novela Uncle’s Tom Cabin (1851 La cabaña del tío Tom), de Harriet Beecher Stowe.

Allá por octubre de este año 2012, Chloe tomará un nuevo sentido para mi familia, será otro motivo más de felicidad para disfrutar de sus alegrías y de sus penas, de sus logros y equivocaciones, de sus primeros pasos y tropiezos, de su vida. Y como siempre te quedará ese componente francés que tu nombre lleva impreso a fuego, te diré: Bienvenue Chloe, nous attendons votre arrivée.