El día que caminé a través de los campos de trigo para encontrar mi destino

Nieve, frío… ¡cómo empieza la cosa! Invitados que llegan de variadas provincias comienzan a llamar para comentar sus dificultades, el chófer del novio y los padres no pueden llegar a su cita, salir de Oviedo a Gijón se empezaba a poner difícil. ¿La novia? Incertidumbre. Tiene que hacer un breve recorrido por autopista pero al llegar a casa para vestirse una leve cuesta puede poner en aprietos el «timing». ¿Cómo estará la carretera? Tu no te preocupes hijo, oigo por un lado, si no llegan no pasa nada, oigo por el otro… ainsssss.

La mañana pasa poco a poco y el sentimiento de paz interior por el acontecimiento que está a punto de acaecer se desvanece ante el nerviosismo de que algo pueda salir mal. Acelero el vestir y fuera en la puerta se empieza a agolpar la familia. Reconforta ver a unos y a otros.

Nos agenciamos nuevo chófer y después de una tranquilizadora llamada a la protagonista, camino hacia el momento, poco a poco, sin prisas, todo va sobre ruedas… a los lados de la carretera blanco, los montes blanco… blanco es el manto elegido para que lo recordemos siempre, caprichos del destino, este día quiso salir tan radiante como la novia, ¡iluso!

Llegó el momento, sonando «Now you are free«, me sentí tan libre que los pliegues de la chaqueta que adornaba mi ilusión, parecían llevados por el viento hasta el altar. Espera. «Nessun Dorma«, Puccini suena en la sala y al fondo aparece Pablo. Tres años. Acongojado por la sorpresa de encontrar la sala llena y no vacía como en el ensayo del día anterior, se nos quitan de golpe todos los miedos de que tirara todos los pétalos de dos manotadas. Poco a poco, pétalo a pétalo, desfila el niño por la alfombra hasta que llega al altar y suspira algo más relajado cuando se sienta en su sitio. Ahora viene la pareja. Lucia y Teo doblan la esquina y en sus manos los cofres con anillos y arras parecen autenticas joyas al calor de sus sonrisas. ¿Quién no se hubiera estremecido? Épica opera para magníficos figurantes.

Silencio. Suenan ahora los primeros acordes de «Let`s start a band«. Digamos que es nuestra canción, ahora se puede saber. Un fuerte escalofrío recorre mi cuerpo. Se que todavía no llega el momento, falta poco. Y poco se convierte en una eternidad hasta que la veo salir. Primero del brazo de su padre. Luego sola, enfrente mío, apostada como una diosa mirando al pobre mortal con el que quiere compartir el resto de su vida.

No quiero describirla, no aquí, eso queda para la intimidad, sólo puedo decir que esos segundos en los que se acercaba nerviosa y con los ojos brillando como auténticos rubís, fueron los más excitantes de mi vida, aquellos que no olvidaré nunca.

Luego el protocolo, la tradición, las palabras que se tienen que decir y los anillos… que sensación. Nunca hubiera pensado que me sentiría así. Felicidad. Inmensa. One.

Y al acabar, las mágicas palabras… «Marido y Mujer«. Como si los ángeles me las susurraran al oído, embriagado por la emoción, «Love Actually«, el principio de nuestra vida, el comienzo de algo que no acabará nunca en mi corazón.

Más info: Mi look mas especial…