Estos versos ligeramente retocados de un autor desconocido componen un precioso poema sobre la belleza de la mujer. No tengo dudas de que la naturaleza nos sorprende continuamente con formas realmente bellas, pero de todas ellas, la más bella sin duda la mujer.
Dios te hizo
con la fragilidad de la rosa
y al mismo tiempo con la fuerza de la espina
para defender tu color y tú perfumada esencia.
Te dio brillo de estrellas en tus ojos
y el calor de sol en tu corazón
para proyectar tu amor
con el infinito universo de tu mirada.
Y fue tanta la perfección de su obra
que Dios mismo
se arrodilló para besar tus pies
y quiso volver a nacer para observarte a ti.
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