«No importa lo que hagamos, vamos a tener un aumento en el precio de la energía, simplemente porque la gente en India y China quiere tener un coche, quiere viajar. Es por eso que queremos ser independientes de los combustibles fósiles, para no ser vulnerables a grandes fluctuaciones en el precio de la energía«. Lykke Friis, portavoz del opositor Partido Liberal de centro derecha danes y defensor de la producción industrial es la propietaria de estas palabras, que reafirman al gobierno de Dinamarca en su intención de depender exclusivamente de energías renovables para el desarrollo energético de su país.
Sorprende esta aseveración en estos tiempos en los que los intereses industriales están por encima de cualquier cosa, pero más aún sorprende que la clase política de un país se alinee en un todos a una para solventar los problemas a los que se enfrentan.
Dinamarca es a día de hoy líder en la producción de energía eólica y biomasa (material orgánico), y anuncia que a finales de esta década producirá una tercera parte de su energía de fuentes renovables, fijando el año 2050 como fecha para que todo el país funcione con energías renovables. ¿Por qué? Friis lo deja claro en sus palabras, hagamos lo que hagamos, el petróleo seguirá su escalada de precios y a la irrupción de nuevos países con alta demanda del líquido negro, se añadirá la disminución en su producción ligada a la futura escasez del mismo. No se sabe todavía cuando, pero si se sabe que el petróleo se acabará. Los menos optimistas ya avisan de que en 2030 podemos tener problemas de abastecimiento, ante la situación, un país desarrollado se anticipa a los posibles problemas que devengan: precios altos y restricciones de la oferta.
El reto que tiene ante si Dinamarca y cualquier país que quiera seguir sus pasos es lograr almacenar toda la energía producida para su uso cuando no brille el sol o cuando no sople el viento. Para ello se están desarrollando diferentes alternativas que todavía se encuentran en sus fases iniciales con el objetivo de almacenar electricidad para su consumo.
La iniciativa es costosa. La energía verde con las inversiones que necesita para ofrecer un volumen adecuado que satisfaga las necesidades de una población es mucho más cara -a día de hoy- que los combustibles fósiles, pero el paso adelante dado por Dinamarca debería ser estudiado por el resto de países, ya que más tarde o más temprano, todos tendremos que buscar alternativas a nuestro actual estatus energético. Como bien dice el ministro de Energía de Dinamarca, Martín Lidegaard: «Estoy 100% seguro de que otros países pueden hacerlo y tendrán que hacerlo simplemente por la evolución de los mercados. Cada uno tendrá que encontrar sus propias soluciones«.
Ver más en: El país que quiere funcionar con energía verde para 2050
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