«Esa voz que se juega la vida, esos ojos llenando el vacío, esos dedos hurgando en la herida, esa liturgia del escalofrío. Ese orgullo que pide disculpas, ese sentarse para estar erguido, ese añejo sabor de la pulpa, visceral del limón del olvido. Esa revolución de la amargura, ese inventario de la mala suerte, ese tratado de la desmesura. Ese como, ese que, ese hasta cuando, ese pulso ganado a la muerte, ese Enrique Morente cantando»
– Poema de Joaquín Sabina dedicado a Enrique Morente (1999) –
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