Andaba yo ayer disfrutando, gracias a ese maravilloso invento que es el streaming, del evento #NeThinking2012, en el que se reunían destacadas personalidades vinculadas principalmente a la red o a las tecnologías de la información. En esas que llegó el momento de la charla de los derechos de autor y como actor invitado apareció Antón Reixa, candidato a presidente de la SGAE por méritos propios y porque en Galicia «Fai un sol de carallo».
Imagínense, gallito él, con ganas de amedrentar y con la sinrazón por montera, en pocos minutos se deslizó con unas cuantas prendas. Primero dando datos, que ante las evidencias de ser falsos, reculó diciendo «bueno, yo no tengo datos«. Ejem. Luego sus derechos y la manía que tiene esta gente de querer ser más papistas que el Papa. Ante la beligerante defensa de sus derechos, olvidan que el resto de la ciudadanía también tiene alguno, por poco que sea, que por supuesto no tantos como esos seres «áureos» autodenominados Artistas o Creadores… como si el resto no lo fuera, no te jode. Perdón. Seguimos. Como las cosas nos van mal, el estado nos tiene que sustentar a base de subvenciones. En esta salió Mario Tascón, diciéndole que desde el respeto, su empresa y las de tantos y tantos españoles también se dedican a crear «honradamente» y si les viene torcida la cosa no se dedican a extorsionar al estado para pagarles entre todos lo que no pueden vender.
Pero la coña marinera, con perdón de nuevo, llega cuando el susodicho se destapa a gusto diciendo que la mayoría de los que usan Internet no necesita para nada la banda ancha. Con dos… Vamos que para estos trogloditas del paleolítico que vuelva la máquina de escribir y al «carallo» los ordenadores y «la internet» y todas estas moderneces que no nos dejan ganar tanto dinero como queremos.
El problema es que este tipo u otro semejante (recuerdo al «querido» Bautista), se pasan por la televisión a dar este discurso y cuela entre la mayor parte de la población. Pobrecitos estos que ahora con tanto pirata ya no les da ni para comer. A eso juegan. A eso y a apretar al gobierno para conseguir leyes incoherentes con un estado de derecho de un país europeo en estos tiempos que corren.
Ellos echan la culpa a Internet, dicen que aquí no paga ni «el tato» y tachan indiscriminadamente a toda la sociedad de sucios ladrones piratas que echan abajo su negocio. Yo sólo les voy a decir desde aquí, una vez más, que no, que si no lo saben, se equivocan. La cosa no es así.
La cosa es que los tiempos han cambiado, la tecnología ha propiciado este cambio en el que nos vemos todos inmersos. Casi todos intentamos readaptar nuestros negocios y forma de vida a los cambios, pero estos no. Estos quieren que todo siga como antes. ¡Qué vuelvan los 80! Ojo, yo también quiero que vuelvan los 80 para ellos, a ver si con esas les vuelve la creatividad y en vez de mierdas de escuchar y tirar, se dedican a crear como antes se creaba, que este es el segundo quid de la cuestión.
Pero por ser un poco más proactivo, podemos dar un repaso rápido a sectores diversos y ver como algunos empiezan a comprender que el negocio no se ha ido, simplemente ha cambiado. Vamos allá.
1. Música. Les tienen que doler prendas de tanto nombrar a Spotify, pero pensemos un poco. ¿Hoy en día que busco de una canción? Calidad no, porque por desgracia esta brilla por su ausencia (en general). ¿Movilidad? ¡Bingo! Yo si compro una canción, la quiero en casa, la quiero en el coche y la quiero en la calle, en todos mis dispositivos. Spotify se acerca al mejor de los escenarios y por eso tiene buena imagen (y subscriptores). Pago por escuchar música como y donde quiero. ¿Qué tu insistes en meterme por ahí los cds que no tengo donde reproducir? Perdona que te diga que el que fomentas las descargas eres tu.
2. Aplicaciones, software y derivados. No hace muchos años Windows costaba un ojo de la cara. Y eso que era malo el «jodio». Enfoque empresarial. En la calle el que lo compraba era bobo y en las empresas, todo el que se quería escamotear, encontraba la forma. Yo compré hace poco un MacBook Pro con el sistema operativo Snow Leopard. A los pocos meses salió una nueva versión, Lyon. Veintipico euros. No me lo pensé ni un momento. Compré. Como también he comprado, entre otras cosas, el cliente de twitter Tweetbot para iPad por dos euros y pico a pesar de que hay clientes gratuitos. Este está bien hecho, cumple con casi todas mis expectativas y no supone un gasto desmesurado. Compré.
3. Libros electrónicos. Andamos un poco despistados con el asunto. Los tablets han abierto un nuevo mercado pero todavía nos resistimos a ellos. Hay que leer como Dios manda, dicen algunos, y parece que Dios manda leer en papel a pesar de que los mandamientos se escribieron en ¿? Bueno, ya somos unos cuantos los que preferimos consumir libros de otra manera también. El mercado se ha puesto a ello, pero con algún «pero». De inicio no intenten cargarnos los mismos precios o pequeñas rebajas sobre el libro en papel. No cuela. Aquí no hay impresión, no hay distribución, no hay intermediarios si me apuran… sean consecuentes que nosotros queremos seguir leyendo, pero en soportes adecuados a estos tiempos. Otro problema es el DRM o similar. Seguridad para que no puedas compartir tus libros. Pero es que yo, que soy muy generoso, siempre he compartido mis libros. Muchos los he perdido de esta manera, pero eso es otra historia. La cuestión es que si leo en mi lector x un libro, ¿por qué no se lo puedo dejar a mi mujer, a mis padres a mi hermana o al fulano que yo quiera? ¿y ellos tienen el mismo lector x que yo? A buen entendedor…
4. Cine y series. El tiempo es oro. Yo no quiero estar a las próximas de los horarios que a ustedes les apetezcan. En EEUU se lanza una serie y si me gusta quiero disfrutar de ella esta noche, no dentro de una semana, ni de un mes, ni de seis. Eso es un modelo televisivo. Internet es inmediatez, lo que tienen en USA está ya aquí. Con el cine igual. Netflix es una alternativa a pesar de los pesares. Yo quiero consumir series y películas cuando tengo tiempo de hacerlo, la televisión ya no tiene sentido para mi. ¿Qué me pueden ofrecer? ¿Una tarifa plana adecuada para disfrutar cuando y como quiera de estos contenidos? Compro.
5. Medios de comunicación. La prensa en general no tiene claro el modelo de negocio a aplicar en la era de la información inmediata. Hasta el momento se han creado dos productos diferentes, uno formato papel y otro digital. Ante la bajada de difusión de uno y la poca penetración comercial del otro, aparecen los tablets en escena y proyectos como Kiosko y Más permiten a cualquiera disfrutar de su periódico de siempre en su tablet, sin necesidad de pasar por el quiosco de toda la vida, a golpe de clic. Queda mucho que mejorar, sobre todo en contenidos y formato adecuado al soporte en el que se publica, pero es una alternativa válida para despertarte a golpe de clic con la prensa en tus manos. Compro y compraré mucho más cuando mejore el producto.
6. Otros. No son lejanos, aunque lo parecen, los tiempos en los que los españoles no comprábamos en la red ni aunque nos mataran. Era un condicionante social. No nos fiábamos ni de la madre que nos parió. Hoy en día muchos hemos cambiado. No solo se venden ya viajes y similares en la red. Hoy se compra de todo. Los bancos serán los grandes perjudicados del cambio como no espabilen. Sus condiciones caninas en general para los negocios y su poca «amigabilidad» hacia el comprador, están haciendo de Paypal un método de pago universal. Allá cada cual.
Podría seguir, pero esto no es una tesis, es un ligero toque de atención a los protagonistas de la historia. Lo analógico hoy es digital. Acuérdense del FAIL Kodak, mira que tenían pistas y mira que despistados andaban. Cuando antes se esperaba, hoy se espera que sea inmediato. La información es instantánea. Los soportes se multiplican y cambian con los tiempos. Todo lo de antaño no siempre tiene porque ser mejor. Estamos sufriendo un profundo cambio en la forma de hacer negocios. El mundo ha cambiado. ¿Te apuntas al cambio o te quedas en el camino? Tic, tac, tic, tac…
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