Siempre me han fascinado las conversaciones de bar, me imagino que algo tendrá que ver el que durante un periodo de tiempo substancial participé en muchas de ellas desde el otro lado de la barra. El caso es que estos días, escuchando y participando de alguna de estas conversaciones podría hacer un ranking como los que hacen google, yahoo o youtube todos los años. Pues bien, de lo que más he oído hablar esta semana de navidades ha sido sin duda alguna de coches, lo que me ha producido cierta inquietud y bastante preocupación, no por el tema en si, que a unos gustará y a otros no tanto, sino por la forma de hablar de él.
En principio más que la palabra coche, se mencionaba bastante más a menudo la cilindrada y sobre todo los caballos del mismo. No he oído un sólo comentario sobre el número de airbags de los coches comentados (compras varias de paisanos del pueblo), tampoco sobre el magnífico comportamiento de los frenos o sistemas ABS, ESP, etc., ni siquiera sobre las barras de protección laterales o sobre la mejor o peor aleación de la chapa, no, cuando en España se habla de coches, no se habla de seguridad, se habla de quien la tiene mas grand.. perdón, de quien tiene más caballos, de quien corre más, de quien llega antes a los sitios, de quien es el más macho que pasa de 200…
Es imposible que los accidentes de coche se reduzcan substancialmente en este país por una simple razón que tiene que ver con los comentarios que esta semana he escuchado en bares acerca de todo tipo de vehículos, simplemente buena parte de los conductores de este país carecen de cualquiera de los puntos con los que la Real Academia de la Lengua Española define el concepto inteligencia (del lat. intelligentĭa):
1. f. Capacidad de entender o comprender.
2. f. Capacidad de resolver problemas.
3. f. Conocimiento, comprensión, acto de entender.
4. f. Sentido en que se puede tomar una sentencia, un dicho o una expresión.
5. f. Habilidad, destreza y experiencia.
6. f. Trato y correspondencia secreta de dos o más personas o naciones entre sí.
7. f. Sustancia puramente espiritual.
Cuanto más seguros estaríamos todos si nos preocupáramos menos por los caballos del coche, que por cierto con 90-120 caballos nos debería sobrar a la mayoría, y nos preocupáramos más por la seguridad, por correr menos, por respetar algo más las normas, por ser considerados con los demás conductores, por ahorrar combustible haciendo una conducción normal, por valorar nuestra vida y la de nuestros semejantes, en definitiva por ser inteligente.
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