Cuando una temática se encuentra en proceso de cambio, suele haber un momento muy peligroso, ese en el que se asume que el cambio es necesario aunque no necesariamente se está de acuerdo, se comprenda o se interiorice el por qué de esa necesidad de cambio.
Esta incomprensión hace que lo primero que se transforme sea el lenguaje, aunque el cambio de términos no vaya unido a un cambio en la forma de hacer las cosas.
La asistencia al parto en España está cambiando lentamente, la Organización Mundial de la Salud lleva años reclamándolo, el Ministerio de Sanidad Español también aboga por el cambio de asistencia a través de su Estrategia de Atención al Parto Normal en el Sistema Nacional de Salud (pdf). En muchos hospitales españoles se cambian (o se reforman) los protocolos de asistencia al parto de acuerdo a las exigencias del Minsiterio de Sanidad. Sin embargo el fondo de la cuestión, lo importante, la asistencia a las madres y sus bebés en el día a dia, solo cambia en las formas y en la palabra, pero en muchos casos no en la atención.
Muchos profesionales -matronas en cursos de preparación al parto y en consulta, ginecólogos, etc- empujados por esta reclamación de cambio, coquetean con la terminología afín a la atención al parto normal y en sus conversaciones con las madres utilizan conceptos como parto fisiológico, parto respetado o parto natural. Lamentablemente la terminológia y la atención que proporcionan no tiene nada ver. Muchas mujeres caen en esta trampa dialéctica y creen que las practicas que sufren son como deben ser, científicas y necesarias. Cuando se dan cuenta de que no es así (las que se dan cuenta) ya es demasiado tarde.
Cuando conoces el tema a estos “profesionales” los detectas fácilmente, son aquellos que empiezan la frase diciendo “hay que darle el protagonismo a la mujer” y terminan diciendo “bueno, si la evolución del parto lo permite”. Son aquellos que empiezan diciendo “el parto es un proceso natural” y terminan diciendo “el parto es un proceso complicado, a veces peligroso que no se sabe como transcurrirá”.
No caigamos en la trampa del lenguaje, de la amabilidad, desconfiemos cuando nos digan que las mujeres estamos diseñadas para parir y al mismo tiempo den por buenas practicas generalizadas y desaconsejadas para llevarlas a cabo de forma rutinaria como la rotura de bolsa, la inducción, dilatar acostada en la cama, administrar enemas, los pujos dirigidos, la episiotomía, etc.
Los procesos de cambio siempre llevan su tiempo pero cuidado con quedarnos únicamente en un cambio dialéctico.
3 Comentarios
Puede que alivie contarlo, puede que alguien me diga que se siente igual, y así me sienta comprendida. Por que voy a contar mi parto, en un hospital «amigo de los niños», aunque no se si amigo de las mamás… Jodida pero contenta, me define. Mi niño no sufrió, mi niño nació hermoso y sano,,, entonces ¿de qué me quejo?empezaron las contracciones a las 2 de la madrugada. Como no podía dormir, supuse que era el momento, pero no me quería ir al hospital sin estar segura, asi que me puse a cronometrar: cuánto duraban, cada cuántos minutos… a las 4 desperté a mi marido «tenemos que irnos», en sueños todavía me preguntó «a dónde?», pero ya se estaba levantando. A las 6,40 llegábamos al hospital. Dilatación: 3-4 cm. A las 8:30 ya había dilatado 10 cm. No pedí epidural, quería caminar, quería sentir… y no me arrepiento. Pero a partir de ahi, de la sala de dilatación, no pude decidir nada más. Me dijeron, » vamos a romperte la bolsa», me acostaron y lo hicieron. Me sentí sorprendentemente cómoda,aliviada. Acostada en la camilla me dijeron que podía empezar a empujar, diciéndome al ratito que ya se veía la cabeza. Qué bueno! en una hora todo listo, pensé. Y me pidieron que caminara hasta el paritorio. Delante del potro, en cuclillas, pude empujar dos veces. Me sentaron y de ahí no te mueves más. Qué incómodo!, qué horrible! Cinco horas duró mi expulsivo. Durante tres de esas horas, podía ver «ayudando» a dos matronas, que se tropezaban , me animaban, a la vez que me decían que mi niño se había atascado, que tenía una torsión en la pelvis, me ponían nerviosa. Javier controlaba el latido de mi hijo, no le veía con tanta mascara, me costaba encontrarlo… Pedí ayuda, estaba exhausta porque el potro no me permitía hacer la fuerza que necesitaba y donde la necesitaba. Avisaron a la ginecóloga, al rato vino, me hurgó cuanto quiso, para decirme que aún no podía ayudarme. «Tienes que seguir empujando». Y se fué. Una hora más tarde, volvió, oxitocina por segunda vez, me llenaron de plásticos, me anunció una sonda, me negué pero igualmente lo hizo. Episiotomía , de la cuál me enteré cuando me informó, tras el parto, de que iba a coserme… Y después asistí entre pujos, impotencia, nervios, y lágrimas, a la preparación de la ventosa, a las discusiones ginecóloga- matronas… dos veces colocaron la ventosa. La última vez sentí que me desgarraban por dentro, y unas ganas inmensas de empujar pasara lo que pasara… y me «nacieron» a mi bebé. Lo pusieron sobre mi pecho antes de cortar el cordón. Y después se lo llevaron, dejaron que Javier estuviera presente en todo momento, le dejaron ir con el bebé en todo momento. Y a mi me tocó sentirme feliz porque mi bebé estaba bien, porque ya lo tenía conmigo. Ahora dejo abiertas algunas dudas. Fue después de mucho tiempo que me di cuenta de lo que había pasado: estaba tan eufórica por tener a Pedro conmigo que nada más me importó. Y pasó, como se que a otras mamás, que a la pregunta de cómo había ido todo, respondía segura que el bebé estaba bien, que todo bien. Por qué no esperaron a que rompiera aguas? por qué no dejaron que paseara en el paritorio, si no tenía epidural, por qué me inyectaron oxitocina, por qué no me informaron de que iban a hacerme una episiotomía, ni de los riesgos de la ventosa, por qué dejaron que mi marido estuviera presente en un parto instrumental, por qué me siento tan mal cuando recuerdo el nacimiento de mi hijo´?
Gracias por tu comentario Noelia, efectivamente la mayoría de las mamas dan por bueno un parto de las características del que tu comentas porque el bebe ha nacido bien, el problema es que lo normal es que el bebe nace bien, lo que no es normal es la forma de tratar a las madres y no nos olvidemos, por extensión a los bebes. El momento del parto es una experiencia muy potente (como lo definió mi mujer) para ambos.
El bebe, asustado asoma su cabeza a un nuevo mundo del que no sabe nada, no es su entorno. Todo lo que te hagan a ti como madre, se lo hacen a él como hijo, la oxitocina le acelera a él tanto como a ti, las ventosas le presionan a él, la postura, el potro o el no dejar mover adecuadamente a la madre implica un retraso en el parto, retraso que hace sufrir evidentemente al bebe… en fin podría seguir… pero yo hablo desde la lógica y desde las recomendaciones médicas de profesionales con un mínimo de alma y sentido común (entre ellos la OMS y el Ministerio de Sanidad), no desde el conocimiento de la madre que es la que siente el proceso.
Siento que tu experiencia haya sido negativa, pero quizá os pueda servir a los dos para -si se da el caso- que la siguiente sea de otra manera. Aquí el papel de los padres es fundamental también. Yo me mentalice y fui mentalizado ;) para ser el valedor de los derechos de la madre y la niña y bajo ningún concepto iba a permitir que a ninguna de las dos se les hiciera sufrir…. sin motivo.
Es una preparación dura, que a mi personalmente en muchos momentos parecía que me superaba, pero que una vez pasado el parto, volvería a hacer lo mismo sin ninguna duda. Y una de las cosas más importantes que he aprendido a hacer es a «exigir» sin miedo y sin duda, una forma de hacer las cosas que debería ser lo habitual, lo normal y a la que muchos profesionales se oponen por comodidad, por sistema o porque realmente no tienen ni idea de lo que es un parto, por muchos a los que hayan asistido.
Nuestra niña vino al mundo de manera totalmente natural, salió asustada e inmediatamente se puso en contacto con su madre. Fue directa al pecho, a comer por primera vez en su vida, a tranquilizarse después de un proceso tan «potente», mientras su padre, entre lágrimas acariciaba y hablaba para hacer más humano y natural el momento. Allí sobraban las matronas y las ginecólogas, ambas lo entendieron, porque a ambas se lo explicamos. Las primeras limpiaron a mi mujer en silencio (después de llamarle yo a una la atención) y se fueron, las segundas no necesitaron entrar salvo para valorar una situación en particular y para examinar a posteriori el estado de la madre, también con respeto al momento de emoción que los tres, bebe, madre y padre estábamos teniendo.
Nuestro hospital no era amigo de las madres ni de los niños, pero nosotros nos hicimos valedores para conseguir que nuestra niña tuviera la mejor llegada al mundo que le podríamos ofrecer… el contacto y el amor de sus padres sin ningún elemento artificial que interfiriera en el proceso… sin ser necesario.
Patricia, creo que tus reflexiones son muy importantes. Pones el dedo en la llaga y es que pienso que hasta que los profesionales no tengan la CERTEZA, no se crean de verdad que las mujeres podemos parir y que nuestros hijos saben nacer, va a dar igual que existan las recomendaciones, la estrategia, la evidencia..etc. Siempre van a tener una disculpa para seguir haciendo lo que hacían( poner a una mujer a empujar por que ya está de 10 cm, tumbarla, romperle bolsa, dificultar la biomecánica del bebé y a final sacarle… bueno todo lo que cuenta Noelia.
Carlos, ten por seguro que si decidiera o tuviera que parir en un hospital te pediría que fueras mi acompañante. Sin duda.
Y Noelia, me gustaría compartir contigo una reflexión, es evidente que tu cuerpo tiene la capacidad de generar las hormonas necesarias para parir, qué pasó? qué tu bebé necesitaba más tiempo? Tú no estabas dispuesta a dárselo? Es evidente que sí. Si los profesionales no lo entendieron, no escucharon a tu bebé, es su responsabilidad, es su culpa, no la tuya. No puedes cargar con cosas que no te pertenecen. me entiendes? Gracias por tus palabras