Angkor (ver en Google maps). Declarado Patrimonio de la Humanidad en 1992, Angkor tuvo su esplendor entre los siglos IX y XV como ciudad sagrada del imperio Jemer.
Sólo un relato de un chino llamado Tcheu Ta-kuan ha perdurado hasta nuestros días sobre la ciudad de Angkor. Según este relato, «las noches en una torre de oro el rey debía unirse a una serpiente de nueve cabezas que cobraba la apariencia de una mujer. En palacio, las damas blancas como el jade llevaban moño y el busto desnudo. En cambio, los habitantes eran bastos, morenos y muy feos. Los nobles paseaban en palanquines de oro e iban ataviados con ricas telas cuyos diseños indicaban su rango. Sus casas tenían techumbres de plomo y de tejas mientras que el pueblo sólo utilizaba la paja. La agricultura se practicaba en las riberas del gran lago Tonlé. En la estación seca, las aguas se retiraban del bosque inundado en torno al lago, los campesinos bajaban de los montes y cultivaban en esas tierras arroz de secano y arroz flotante«.
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