Me recuerdo como un mojigato noche y día colgado de las teclas del fabuloso y añorado Spectrum, jugando a mil y un juegos, escribiendo mil y una línea de código BASIC, enchufando el radiocasette una y otra vez, para cargar una y otra cosa. Dias. Noches.
Vaya topicazo decir que todos los que le damos a esto del ordenador somos introvertidos, raritos, frikis de la tecnología. Alguno hay, pero no se equivoquen, que todos no somos igual. Si es cierto, sin embargo, que aquellos que hemos «mamado» la tecnología desde pequeñitos y que encima nos ha gustado, hemos sido niños y jóvenes que han dedicado tiempo o mucho tiempo a jugar, investigar y aprender.
Recuerdo también a mis padres y su mirada preocupante sobre mi y sobre el pequeño teclado del ordenador. Antes no era normal tener un ordenador en casa, tampoco lo era tenerlo en la oficina, por lo que no sabían lo que hacía. Una vez, después de verme teclear en la televisión del salón ciento y una línea de código, al acabar, me pregunta mi padre -y eso, ¿para qué sirve?- Incrédulo giro la cabeza y digo -pues para que va a servir, para programar-. Como si le hubiera dicho misa. No me entendían, no nos entendían.
Ahora es otra historia. Los ordenadores y aparatos varios están integrados en la sociedad, ya nadie se asusta al verlos, algunos todavía se asustan al tocarlos, pero eso es otra historia. Los niños han nacido con la tecnología, son lo que llamamos «nativos digitales». A ellos no les asusta el reto, al contrario, lo asumen con naturalidad, la misma naturalidad del que esta habituado a ello desde que nace.
Los padres son, en estos casos, los que -a veces- intentan alejar a los niños de la tecnología. Todavía hay muchos en mi generación y en las anteriores que no entienden lo que les rodea y el miedo o el desconocimiento lo pagan los niños. Por suerte, los colegios empiezan a tomar las riendas. Despacio y mal de momento, pero al menos algo empiezan a hacer. Los niños ya juegan en clase con el ordenador, es curioso que algunos de ellos eso ya lo dejaron atras para llegar a casa y trastear a ratos con iPads, iPhones o tecnologías de actualidad. Algunos en nuestra época trasteábamos con el Spectrum. La vida sigue.
Utilicen la lógica los que no estén habituados a estas cosas, dejen a sus hijos disfrutar de la tecnología en la medida que crean oportuna, tengan en cuenta que el simple hecho de jugar potencia muchas habilidades del niño, refuerza la atención, la psicomotricidad, descubren los objetivos, aumentan la coordinación e infinidad de buenas artes que sin duda le vendrán bien a nuestros pequeños, recuerden que su vida, inexorablemente, va a estar muy ligada a la tecnología. No les molesten, están aprendiendo.
Sin Comentarios